jueves, 18 de diciembre de 2008

DE FUNERALES Y CUMPLEAÑOS. La verdadera esencia del sevillanismo

De vez en cuando alguien se empeña en repetir aquello de que en los frascos pequeños es donde se guardan las mejores esencias, que en las minorías suelen estar formadas por lo más selecto, pero también de vez en cuando encontramos un lugar, un enclave determinado, un núcleo de población en concreto, donde la superficialidad de la mayoría termina colándose en esos frascos pequeños. Cuando las supuestas minorías no son más que mayoría disfrazada, cuando el esnobismo campa a su anchas y se localiza especialmente en un punto geográfico determinado, es hora de buscar a quien sea capaz de colocar un espejo en el que poder mirar lo petimetres que podemos llegar a ser. Hace mucho tiempo que dejé de preguntarme porqué suelen llenarse más los funerales que los cumpleaños, no tiene sentido. Pero siempre llamará mi atención el hecho indiscutible de que esta ciudad, nuestra Sevilla, sería mucho más grande si sus hijos demostraran sentir lo que dicen y ser consecuentes con sus actos. La coherencia cotiza cada vez más a la baja para unas personas que abandonan lo que aseguran adorar, dejan de lado aquello que dicen que les gusta y después se afanan en llorar por la muerte de lo que nunca cuidaron.

En una ciudad cuyos habitantes más típicos son adalid de la más galopante hipocresía social, no es raro que las frases más queridas y repetidas sean “aquí tienes tu casa”, “nos vemos allí” o “ven a mi caseta”. Sabrán a qué me refiero quienes, como yo, hayan tenido que ver como no se les recibe en “esa casa”, se quedan solos en “ese allí” o les prohibían la entrada en “esa caseta”. Así es la Sevilla idiosincrásica, la que uno espera encontrar en foros folclóricos, círculos catetoides y corrales de chabacanería pachanguera. Pero no es así, no solo en esos entornos crece la malva que se alimenta del cadáver de la autenticidad, también lo cunde en curias más selectas y cuando alguien tan osado como para reconocerlo lo hace, es solo porque se atrevió a dejar a esas curias en pañales, mostrándolas como lo que son, simples tentaderos de presunción.

Por lo general, la arrogancia nos hace rechazar las críticas externas y repudiar las internas. La emprendemos contra quienes se atreven a utilizar el ataque a la ciudad que ama como intento de hacer pensar al resto y cambiar algunas cosas desde el interior. Claro que, también es verdad que eso de “hacer pensara los demás” es arto difícil en según qué sociedades, sobre todo si “los demás” se empecinan en seguir carnavaleando con su apariencia en pos de su ansia por parecer interesante. No caen en la cuenta de que, tarde o temprano, quedará claro que un código de barras es más interesante que ellos. Lo más fácil para los simples es decir que todas estas críticas son solo opiniones, errores de apreciación de alguien movido por el resentimiento pero, cuando el resentido fotografía la estupidez y enseña esas fotos a los estúpidos, no deberían importarnos los motivos que movieron al crítico, sino las verdades que nos muestra. He aquí mis fotos que, resentidas o no, están tomadas con un gran angular de catorce años de cansada experiencia.
Hace unos días tuve que poner fin a catorce años de existencia de un lugar que hizo historia. A Casagrande la llamaron a menudo “Templo del Blues”, “emblemático”, “indispensable” y otras muchas alabanzas, pero ¿Porqué cierra Casagrande? La pregunta correcta sería ¿porqué cierra cualquier local al que tanta gente dice querer? La respuesta no puede ser otra que “porque la mayoría de esa gente que lo quería no supo quererlo”. Durante las últimas semanas tuve que oír el pésame de docenas de personas que con su ausencia, a pesar de vivir a diez minutos, consiguieron que casi olvidara sus caras. Ha sido como esas largas colas de pésame en las que todos dicen sentirlo mucho, sin pararse a sopesar el significado de la palabra “sentir”, convirtiendo un funeral en la peor serie B del cine de ficción. La cosa es aún peor cuando el supuesto doliente que presenta sus respetos al difunto vive, no a diez minutos, sino a dos pasos, cuya hipocresía solo es soportable gracias a la coraza de tantos años de cara al público. Por suerte están quienes nunca te dicen “lo siento”, sino que intentan ayudar como siempre lo han hecho, con su sincera y patente amistad. Quienes también fueron a cumpleaños, se quedan fuera de la cola del pésame.

¿Qué falló en Casagrande? He encontrado respuestas para todos los gustos y la mayoría equivocadas o simplemente inventadas. Conciertos de blues todas las semanas, con grandes músicos, auténticos maestros que, más que actuar, impartían auténticas clases magistrales de verdadero blues, como Alex Guitar, a cuyo concierto asistieron siete personas. Dúos de fuera de Andalucía que fueron contratados por “aclamación popular”, como Fede Aguado y Osi Martínez o Blady Olmos y David García cuya dicha “aclamación popular” se quedó en nueve asistentes. Actuaciones internacionales de calidad más que contrastada, como la de José Luis Pardo, con unas catorce personas en el local. También vivimos momentos de opulencia de clientela, como cualquiera de los conciertos ofrecidos por representantes de un blues menos ortodoxo y mucho más escuchados en Sevilla. ¿No os parece curioso tratándose de una ciudad en la que tantos se declaran “puristas”? En el fondo, la mayoría de seguidores de músicas minoritarias, cuando se trata de esta ciudad, no se diferencian en nada de las audiencias de radio-fórmula, que solo escuchan lo que ya han escuchado una y otra vez hasta la saciedad.

El viernes catorce de Noviembre, Casagrande vio como se llenaban, hasta el overbooking, sus dos plantas, sus escaleras, su patio y parte de las calles colindantes. Muchísimas personas que quisieron asistir al entierro, después de haberse perdido sus cumpleaños. El apoyo de algunas de esas personas, sobre todo músicos, nunca nos faltó, para ellos mi sincero agradecimiento, como también a ese pequeño grupo de verdaderos aficionados que nos honraba con su visita incondicional, pues sabían que, al margen de cómo se llamara la banda de turno, era blues. Los músicos tuvieron a bien rendirme un homenaje que, si bien no creo merecer, no olvidaré nunca. Al resto, no pude evitar decirles lo que en ese momento salía de mi alma vendida al blues: Veo que os gusta a mucha gente lo que hacemos aquí, por lo que solo puedo pediros un favor para vosotros mismos. Cuando vuelva a aparecer alguien tan loco como para programar blues cada semana, si de verdad os gusta, cuidadlo, pues solo de vuestro cuidado dependerá su duración. Nosotros hemos durado hasta ahora y me vienen a la memoria muchas noches de viernes en los que a penas conseguía pagar a los músicos por un trabajo al que siempre se pudo asistir sin pagar entrada.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Doy gracias por que, a pesar de ser andaluza de nacimiento, mi educación y mi entorno fueron muy distintos al que me he encontrado cuando decidí salir de donde vivía, sitio que a pesar de tener sus defectos, por lo menos no adolece de la enfermedad mas grande que me he encontrado en estas tierras: la hipocresía social. Doy gracias de haber encontrado POCOS AMIGOS en mi corta andadura andaluza y de pertenecer a una minoría.

Doy gracias por encontrar en mi vida hogares como CASAGRANDE BLUES BAR, lo llamo así, porque dentro de un mes se convertirá en un bar típico tópico al que solo le van a faltar los jamones colgados del techo. Doy gracias por haber conocido y compartido todo lo aprendido y disfrutado con Lucky, una persona tan especial que pocos se dan cuenta.

Desgraciadamente, el mundo lo hacen las mayorías y en ellas no hay nada nuevo, sino que están formadas por una mansa de gente manipulada, que creen que lo bueno es lo que les muestran, pero no se dan cuenta de que no les muestran ni un tercio de lo que hay. Las minorías quedan relegadas y terminan condenadas a formar parte de una mayoría insípida, considerada “normal”.

Doy gracias por ser como soy, y te doy gracias a ti, Lucky, por ser como eres. En estos últimos tres años, a pesar de los dires y diretes propios de un gran catetismo, solo tú y yo sabemos realmente por lo que hemos pasado para salvaguardar nuestra originalidad y nuestra calidad.

No cambies nunca.

DAWN

Anónimo dijo...

No sé si la verdad tiene un camino, o como dijo un sabio, tres (la tuya, la mía y la que es, que nadie conoce), pero sí sé que no sólo es como describes, sino aún peor, y me atreveré a decir que vivimos una Sevilla provinciana y anticosmopolita que se refugia en su "duende" para no tener que afrontar su inoperancia y total desintarés por la cultura que no sea la pandereta o castañuela. La verdad es que de todas las noches... la del entierro es la primera en que me marché antes de acabar el concierto... Nada me es más molesto que la ignorancia del soberbio.

Nos vemos pronto.

Dolo

Anónimo dijo...

No conozco Casablanca, por que no soy de Sevilla, pero Blues lamento sinceramente ( y es cierta mi sinceridad) el cierre de un bar especial, pero como ha dicho antes DAWN las minorias tienden a desaperecer absorvidas por lo que todos los demás consideran ser "normales" y Lucky debes de reconocer que el blues es musica para unos cuantos...y siempre hay algunos que son amantes de la musica negra, pero la mayoria opta por el "lolailo" y lo siento por que soy andaluza pero odio el "pandereteo" desde siempre, aunque reconozco que el blues no es mi musica preferida, muchas noches la tenia como musica de ambiente....desde tu emisora, me hicistes entender algo mas del sentimiento negro.
Ánimo BLUESMAN,no te deprimas ni te ofusques, saldrás de ésta situación y aparecerá otro bar con tu sello, lo sé.
Saludos desde mi tierra.

L.

Anónimo dijo...

Niño, no te doy ningún pésame porque me quedo con los buenos (desgraciadamente pocos) ratos que pasé en esa tu casa. No sabes lo bien que te entiendo y lo que comparto esa permanente ilusión/desilusión que nos provoca este lío blusero en que nos hemos metido. Personalmente ánimo y quédate conque tu hiciste algo bueno y algo grande; de la respuesta que tuviste, que se haga responsable cada palo y cada vela.
Salud y nos vemos en las barras.

Manolo

Anónimo dijo...

Yo tampoco voy a sumarme a los pésames y menos tan a destiempo, pero si decirte que lamento no haber estado en los cumpleaños. Lo lamento por las ilusiones y el esfuerzo invertidos por tu parte y lo lamento por quienes hemos conocido su existencia demasiado tarde. Esperemos como han dicho por ahí que pronto aparezca un nuevo proyecto con tu firma.

He dedicado a Casagrande un escrito en mi blog que me gustaría que leyeses. Allí puedo extenderme con la amplitud que me caracteriza.

Un saludo Lucky. Seguimos leyéndonos.

http://odiseaot2008.blogspot.com/

Ulyses23