Luchó por defender sus ideas, protegió su forma de pensar, y entregó en ello lo más preciado: su vida. No le gustó morir, pero se sintió orgulloso de haberlo hecho por algo que para él era tan digno. Fue enterrado con muchos otros, compañeros de lucha e ideas, en medio de algún bosque, sin lápida que indique su paradero; pero no le importó, fue entendió que su muerte fue heroica, y es esto lo único que su gente deberá tener en cuenta. Nunca recibió extrema unción ni oraciones, y ninguna lápida recuerda su nombre; pero le dio igual, pues nunca procesó credo alguno, más allá del de sus propias convicciones.
–Recordarán mi vida y como la defendí– pensó al morir –mi cuerpo es lo de menos, mis acciones son lo que cuenta– No murió feliz, nadie lo hace, pero lo hizo sabiendo que sería recordado por mucha gente. No todo el mundo tendría buen recuerdo suyo, pero su familia, la gente que de verdad le importaba, le recordaría con amor hacia él, por encima del odio que pudieran sentir hacia quienes le mataron; pues el amor siempre tiene que ser mayor que el odio.
Pero pasaron los años, terminó el conflicto, se vivieron décadas de injusticias, de libertades coartadas, de rencores entre dos mitades de un país dividido. Después de todo aquello, un puñado de personas luchó contra sí mismos para ponerse de acuerdo. Unos hicieron concesiones a otros, se buscó un punto de encuentro en el que, si bien nadie tenía todo cuanto hubiera querido, todos aportaron parte de un gran esfuerzo colectivo y sin precedentes. Todas las sociedades halagaron el trabajo, en cada rincón del mundo se habló de ello, y se tomó como modelo para el final de otros conflictos. La verdadera reconciliación parecía haber llegado.
Pero volvieron a pasar los años, y alguien decidió que no bastaba con recordar, que hacía que revivir. Se resucitaron viejos odios, volvieron antiguas rencillas, y otra vez se levantaron dedos acusadores, señalando a culpables. Algunos buscaron notoriedad ¿Hay algo más triste que ponerse de moda recordando crueldades antiguas? Volvió el rencor, se alzaron gritos revanchistas, se removió la tierra, y aquel héroe, el que peleó por defender sus ideas, el que se conformó con ser enterrado con sus compañeros de lucha, fue exhumado de su descanso:
–Si al menos yo fuera religioso, si creyera en algo más supremo que lo que me movió a dar mi vida, entendería a quienes me devuelven a una actualidad que no comprendo ¿Todos estos años no han servido sino para revivir el enfrentamiento fraternal que me enterró aquí?–
El recuerdo se ha de usar para aprender, no para reprochar. Una cosa es la memoria histórica, y otra muy diferente es el rencor. Si buscamos a los responsables de una guerra, si nos empeñamos en rescatar viejos crímenes, terminaremos encontrando a un solo culpable: el ser humano. Si preguntamos por qué, y solo somos capaces de centrarnos en el “quien”, conseguiremos volver a enfrentarnos.
Mucha gente murió, muchas fueron las víctimas de la incomprensión, la ira y el miedo propio de todo ignorante. Muchos murieron: que descansen en paz, pero sobre todo, que las nuevas generaciones vivan también en paz. El pueblo que olvida su pasado está condenado a repetirlo, pero quien se empeña en revivirlo, caerá en los mismos errores.
© Lucky Tovar
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
Hola Lucky, creo que no has recibido ningun comentario por que el título de tu artículo lo define a él y en parte a tí... sí , si, has leido bien. Queda en tí un leve resquicio de esa izquierda que un día te hizo rebelde con causa...lástima que la causa y la rebeldía se haya perdido con tus incipientes canas.
Está clarito que no estoy de acuerdo con nada de lo que dices, péro lo que mas me molesta es que quieras enterrar la historia junto con aquellos que dieron su vida por una IDEOLOGÍA que ni tú ni yó ni muchos otros juntos... tendremos jamás.
Descansen en paz, si, péro en sus tumbas, cón o sin oraciones, como lo hacen los del "otro bando", que sí tuvieron reconocimiento como héroes de guerrra. A éstos que yacen hacinados en fosas comunes, déjalos ahí...que dirias tú y otros como tú ( la ultraderecha actual, resquicio de la anterior....)No Sr. Lucky, los derechos por ley nos asisten a todos por igual, en teoría, claro...y no hable de Rencor que aqui sólo se trata de poner a cada uno donde corresponde y es bueno que la juventud sepa lo que un día ocurrió en ésta España en la que viven ¿ o se lo ocultamos para que no sufran?????
No creo que ésto sea bueno para los que hoy futuro, serán el presente de mañana.Se aburguesó usted muy pronto Sr. ... a mí aún me queda alguna inquietud como la causa por la justicia.
Lo que pasó en España fue que los dos bandos no fueron iguales. Los ganadores golpistas y asesinos aniquilaron a los que luchaban por la democracia y las libertades a la que toda persona tiene derecho. Ésa es la diferencia entre unos y otros. Ahora dime tú, qué causa fué mas justa...
Estoy de acuerdo con la mayoria de tus escritos, Bluesman...péro lamento disentir en éste, claro que ésto es un poco la salsa de la vida.
Un besote.
( Rocio )
Sabía que ignorarias mi comentario.
jejeje, aunque sea virtualmente se "coje" algo de las personas cuando escriben...
Besos.
Amiga Mariló, no sabes hasta qué punto te equivocas conmigo. No ignoro tu comentario, pero es difícil contestar a tiempo cuando no tienes Internet en casa porque, a este que llamas burgués, le han cortado la línea por no poder pagar.
¿Crees haber entendido por mis palabras, que le quito la razón a quienes lucharon por lo que era justo y legal? ¿Doy a entender en algún momento que me parezca bien lo que hicieron los golpistas? Estoy total y absolutamente en contra de las guerras, y lo digo en plural, para que quede claro que no soy de los progres que se manifiestan contra unas y no contra otras. Claro que fueron criminales, claro que cometieron crímenes contra la humanidad, pero esto está tan claro, que por primera vez no creo que sea necesario el cuerpo del delito: todos sabemos lo que pasó, también nuestros jóvenes. Está en los libros de historia para vergüenza de los genocidas. Hay que recordar la historia, tal como concluyo en mi artículo, pero con mucho cuidado, no como un elefante en una cacharrería, sino explicándolo todo muy bien. No estoy en contra de dejar las cosas claras, aunque lo están bastante, lo que no entiendo es porqué apelar a los cuerpos, cuando fue la lucha lo que importó. No obstante, por supuesto que los familiares de aquellos mártires de la libertad tienen derechos, y hay que cumplir con ellos, pero (repito) con muchísimo tacto, y no con la apisonadora mediática de estos días, que no se para a explicar a los más jóvenes de donde viene todo esto. Adelante, desenterremos, en cunetas, descampados, bosques perdidos... y también en Paracuellos, no se nos vaya a olvidar.
Te rogaría que no volvieras a compararme con la ultra derecha, a la que tengo auténtica aversión, igual que a la ultra izquierda. Ni siquiera me he considerado nunca de derechas ni de izquierdas, pues para mí eso es una chorrada que quedó muy atrás; no en vano, como tú misma dices, los que hoy se llaman izquierdistas no son más que un puñado de burgueses con un logotipo en forma de rosa.
En definitiva, enterrar la historia no (lo dejo claro en mi artículo) pero desenterrar a saco, sin unas explicaciones muy claritas, eso tampoco. Vuelve a leer la última frase del artículo. Y por favor, no dudes de mi capacidad para contestar a cualquiera, porque la tengo... aunque he de decirte que en ésta ocasión tampoco me lo has puesto muy difícil.
Parafraseándote a tí misma, amiga Mariló... sabía que ignorarias mi comentario.
jejeje, aunque sinceramente opino que eso de creer "cojer" algo de las personas solo por como escriben, solo puede tener un nombre: prejuicio.
Publicar un comentario