miércoles, 23 de diciembre de 2009

ASADO DE TÍTULO CON PATATAS

La cosa va, más o menos, así:
Cuando terminas el instituto, tienes que decidir si haces FP o una carrera. Como te ves capacitado, y por aquello que dicen que el FP es para torpes, lo intentas por la vía universitaria. Durante vete tú a saber cuantos años, clavas los codos y te achicharras las pestañas a estudiar; noches en vela, libros que no ayudan pero tienes que comprar porque los escribieron tus profesores, días de cincuenta horas esperando la nota de los exámenes y… cuatro mil euros después, ya está.
–Mamá, papá, ya tengo el título… ¡y firmado por Su Majestad!–

Mamá y papá miran orgullosos el diploma, y te aconsejan sobre qué hacer en un momento por el que nunca pasaron; la experiencia de los padres es tan valiosa, que sirve hasta cuando no la tienen. A tu padre le pasan por la cabeza ideas peregrinas, porque “ahora que eres licenciado en Ciencias de la Información, podrías llegar a oficial en la Guardia Civil”. Tu madre no lo dice, pero tiembla ante la posibilidad de tener a otro guardia en la familia, y se limita a decirte que “un título siempre te dará para comer”. A todo esto tú tienes bien claro lo que quieres hacer, aunque sería estupendo que también lo tuvieran claro las empresas. No es que te haga mucha gracia pasar tu vida jugando al tres en ralla en tu ordenador, pero ser funcionario tiene sus ventajas, así que opositas.

Vuelves a clavar los codos, a quemarte las pestañas y a no dormir ni con Dormidita… y suspendes. Llega el momento de empezar a patearte la ciudad hasta el punto de que tus pies te piden su propio estatuto. Buscas en Internet ofertas de trabajo que no vengan del salón de relax “El Farol Rojo”. La ilusión es inversamente proporcional al número de curriculums entregados, y los juanetes de los pies son ya Nación independiente de tu cuerpo. De repente, el día menos pensado, te llaman para una entrevista: el puesto parece hecho para ti, el entrevistador y tu posible futuro jefe demuestran saber menos que tú del tema; te cuentan que das el perfil, te preguntan a ti si te ves capacitado y (como tonto) dices que si, y alguien de dentro a quien conoces te dice que no han entrevistado a nadie más. Esperando a que te llamen, los días vuelven a tener cincuenta horas, y cuando te llaman… –Lo sentimos pero no da usted el perfil que buscamos– Y te preguntas como es posible que tu perfil haya cambiado en siete días
–¡Si solo me ha dado tiempo a cambiarte de ropa interior!–

Mientras llegas a la conclusión de que en el caso de los enchufados no importa el perfil, recuerdas aquellos días de recién licenciado, la ilusión que tenías, las dudosas ideas de tu padre (que de repente no parecen tan malas), los cuatro mil euros y las palabras de tu madre… y piensas que la única manera de que tu título te de de comer es meterlo en el microondas, asarlo con patatas a lo pobre, y comértelo mientras te acuerdas de Su Majestad.


© Lucky Tovar

martes, 24 de noviembre de 2009

EL ATÚN MÁS CARO DEL MUNDO

Llegada la encrucijada, difícil decisión: si pago el rescate y suelto a los dos detenidos, muchos se lo tomarán como bajada de pantalones, pero liberaré a los rehenes sin que sus vidas corran peligro; si intento la liberación por la fuerza, dejaré bien claro a los piratas que no accederé al chantaje, pero peligrará gravemente la vida de los secuestrados. La tercera opción era la vía diplomática, pero no se puede emprender esta vía con un país sin diplomacia, y mucho menos con unos delincuentes que, por definición, se mueven al margen de toda ley, sobre todo teniendo en cuenta que tampoco la hay en su país de procedencia. Llegados a este punto, la solución menos desagradable era la del pago del secuestro, y aprender de la experiencia.

Para sacar provecho de lo sucedido, habría que empezar por repasar los hechos: un atunero español decide saltarse las advertencias internacionales, saliendo del área de protección para faenar en una zona donde no se podía garantizar su seguridad. Como consecuencia, el atunero español La Alakrana es abordado por piratas somalíes, sin que las ayudas puedan llegar a tiempo, pese a los esfuerzos de una fragata de la marina española: los pescadores se encontraban demasiado lejos.
Los secuestradores deciden deshacerse del bote que remolcan, con dos de los piratas a bordo, que son detenidos y traídos a España por orden judicial del Juez Garzón. Esto hace que los delincuentes incrementen su chantaje, pidiendo casi el doble que en otros casos de secuestro de pesqueros.

En España, dos ministras se embarcan en absurdas discusiones sobre cual de las dos es más responsable de las torpes reacciones del gobierno ante el secuestro de La Alakrana, los familiares de los pescadores desesperan ante la aparente falta de diligencia del gobierno español, y Garzón dilata aún más la espera ordenando hasta siete análisis para dictaminar la edad de uno de los dos piratas detenidos. Después de muchos días de espera, sabemos que estos somalíes cuentan con el apoyo de un importante bufete británico de abogados que, al parecer, existe por y para este tipo de vandalismo ¿Porqué será que no me sorprende que tras un acto de piratería haya una empresa inglesa?
Los piratas, cuya impaciencia empieza a hacerse notar, deciden dar un paso más en su presión, haciendo desembarcar a algunos de los secuestrados, a quienes alojan, según algunas fuentes, en las casas de los dos piratas detenidos. En este punto, los familiares de los pescadores españoles deciden hacerse notar con más fuerza en los medios de comunicación: organizan manifestaciones y acusan públicamente al gobierno de no hacer nada. Ante la presión de los allegados a los tripulantes de La Alakrana, el gobierno, ahora sí, acelera sus actuaciones.

El lunes diecisiete de Noviembre, después de cuarenta y siete días de secuestro, salta la noticia: según la agencia de noticias Routers, los pitaras somalíes comienzan la liberación de los tripulantes de La Alakrana, tras haberse hecho efectivo el pago de casi tres millones de euros, exigido por los secuestradores. Atrás quedan muchas horas de inquietud, de espera, y de tener que asistir incongruencias como las de algunos partidos nacionalistas vascos, que exigen que los pesqueros de dicha comunidad sean protegidos por el mismo ejército español que quieren ver fuera del País Vasco. Sería interminable enumerar todos y cada unos de los despropósitos que, antes y después de los hechos, hicieron bueno el dicho: “Los unos por los otros y la casa sin barrer”.

No se trata ahora de culpar al capitán de La Alakrana por haber hecho caso omiso a las advertencias internacionales, pero al menos sería deseable que otros pesqueros tomaran nota del riesgo. Tampoco creo que sirva de mucho decirles a jueces mediáticos como Garzón, que mediten con calma sobre las consecuencias que pueden tener sus afanes de notoriedad. Como ya he dicho, estas cosas pasan, sobre todo, para que aprendamos de ellas, y prevenir así que catorce piratas vuelvan a poner en peligro la vida de treinta y seis pescadores españoles, y en jaque a todo un gobierno, que tal vez debería tomar en consideración la posibilidad de imitar las medidas tomadas por países vecinos como Francia. En este sentido, dice nuestro gobierno que sería demasiado caro incluir presencia militar en todos nuestros barcos que faenen en esa zona, pero no hacerlo nos ha costado casi tres millones de euros. Que fácil es pedir paciencia, solidaridad y apretones de cinturón, mientras el partido en el gobierno “da ejemplo” organizando bonitos shows a la americana. Pero esa será otra columna.

© Lucky Tovar

BIENVENIDO Mr ZP. Crónica de un show a la americana

“Al pueblo, pan y circo”, dijo el Cesar, y los de ZP le hicieron caso… a medias, porque el pan lo estamos esperando aún. Menudo show americano se montaron los que, históricamente, tanto han criticado este tipo de circos. Y es que algo deben tener estos americanos del norte: Aznar volvió con acento tejano, Pique se deshacía en reverencias (que casi se deja las cervicales) recibiéndolos en el aeropuerto, y ahora Zapatero, el mismo que se negaba a levantarse ante el paso de la bandera de barras y estrellas, brinda a los suyos un espectáculo en el que solo faltaban esos sombreritos de paja que usan los del Tío Sam en sus actos electorales.

Alfombra roja (como en los Oscar), varios presentadores (para ir calentando el ambiente), banda de swing (aunque lo juren, al himno del PSOE no le va ese ritmo), y presentación de NBA para la entrada de los varones y las varonas. Hasta echaron mano de viejas glorias (como cuando dan el Oscar honorífico), como Felipe González, por si algún joven empieza ya a preguntar a su padre, como en el anuncio del Atlético de Madrid: “papá ¿Por qué somos del PSOE?”. Tanta parafernalia retro-yanki, hace que uno se pregunte qué le queda de progresista a la cúpula de este partido ¿La “S” sigue siendo de “Socialista” o de animación “Sociocultural”?

Ya estoy imaginando el próximo congreso del PSOE: Twenty Century Fox presenta, una producción de Steven Spielberg, con Mickey Rourke en el papel de la sobrealimentada lista del INEM y Huma Thurman como la endémica economía española en… “Cantando bajo la ruina (a mal tiempo, fiestas millonarias)”. Todo esto me hace mucha gracia, hasta que me acuerdo de que no tiene ninguna. Después de pedir paciencia, sacrificio, austeridad y apretones de cinturón, creíamos que no se podía pedir más… y nos subieron los impuestos. Ahora, desde la decrépita situación de muchos millones de familias españolas, ponemos la tele y vemos el regreso de los filisteos políticos, pidiendo ascetismo económico desde sus acomodados asientos, en primera fila de su particular fiesta made in USA.

© Lucky Tovar

lunes, 31 de agosto de 2009

LA QUIMERA DE LA PAZ

No es que no la deseemos, pero ese pequeño sacrificio que supondría alcanzarla, es demasiado grande para los grandes. No somos, la gente de a pie, tan diferentes a los altos y avariciosos mandatarios que gobiernan en el planeta; solo es cuestión de niveles. En las capas más bajas, miramos el trozo de pan que nos dan, lo medimos con los trozos de nuestros semejantes, queremos que el nuestro sea más grande que el del vecino, creemos que lo necesitamos. En las capas intermedias, nuestro coche, nuestra casa, nuestras vacaciones. Tal vez el problema esté en el concepto de propiedad, en la palabra “nuestro”, que nos impide ver que, a fin de cuentas, no tenemos nada nuestro, solo nuestros actos… nada menos.

Tal como somos, tal como es el mundo que hemos fabricado a nuestro alrededor, solo se me ocurren dos maneras de alcanzar la quimera: puede llegar el milagro que nos haga cambiar y hacernos ver de una vez, o podemos seguir hasta la autodestrucción, esperando que la siguiente civilización tenga la oportunidad de evolucionar en otra dirección. No creo en los milagros del hombre y, si hay Dios, no creo que nos vea merecedores. En cuanto a la segunda opción, si esa hipotética nueva generación tiene el más pequeño ápice de parecido con nosotros, terminarán volviendo a inventar la maza, para defender su charca, y después empezarán a codiciar la charca del semejante. Estará en su naturaleza. Tal vez sea un punto de vista muy pesimista pero, cada vez con más fuerza, pienso que un pesimista no es más que un optimista con la lección aprendida.

La fábula del escorpión que pica a la rana a pesar de que esta le ayuda a cruzar el río, no es más que un retrato de la condición humana: está en nuestra naturaleza. Dice la mitología que Dios nos creó con alma, al contrario de los incorruptibles ángeles. Supongo que la corrupción fue el precio que tenemos que pagar a cambio de la capacidad para evolucionar. Me da igual si fue un dios, la conjunción de los elementos necesarios en una ciénaga, los experimentos de una avanzada civilización extraterrestre… ¿Qué más da? El planeta estaría mejor en manos de los animales: ellos son los ángeles de la mitología: sin alma para evolucionar, ni para corromperse.


@ Lucky Tovar

sábado, 15 de agosto de 2009

CONSPIRANOIA

El ser humano no es paranoico por naturaleza, la paranoia es una anomalía de la personalidad, fruto de los peores de nuestros miedos: los que nos inventamos para rellenar huecos dejados por otros miedos, estos reales, que rara vez llegamos a descubrir. Alguien se aburre, se asoma a la ventana y ve, al otro lado de la calle, a otro aburrido que también mira por su ventana; ambos se observan, se encuentran sus miradas y… Muchas cosas pueden surgir de un encuentro fortuito como este, pero lo que ocurre en la mente del paranoico es, cuando menos, peculiar, y potencialmente peligroso:
-Ahí está ese tipo que nunca saluda cuando se cruza con alguien ¿Qué esconderá? Ahí está, escondiéndose tras su persiana, se cree que no le veo. A saber lo que está pensando… un momento… ¿Está mirando mi césped? ¿A ver si al final he dado con el que ha estado pisando mi césped con las ruedas de su coche? Debería denunciarle, aunque se que no servirá de nada, la policía no hace caso de esas cosas; en estos casos lo único que funciona es actuar uno mismo ¡Ojo por ojo! ¡Ya veremos si sigue sonriendo tras su persiana cuando encuentre pinchadas las cuatro ruedas de su todo terreno!-

La conexión que este individuo hace entre “no me saluda” y “pisa mi césped con su coche” responde a la típica paranoia resultante de la envidia, que no es más que la reacción a un miedo: teme estar por debajo de su vecino en cuanto a status social, teme a la impunidad de la que supuestamente disfrutan quienes tienen más poder… en el fondo no es más que envidia, ambición mal canalizada. Es la historia de nuestra historia, parte de nuestra condición humana, de nuestra mala orientación a la hora de gestionar nuestras vivencias, experiencias y asunción del entorno. Así, alguien a quien solo le guste comer verdura, podría llegar a adquirir animadversión hacia quienes comen carne; un obsesionado con la religión tachará de indeseables a quienes no compartan su credo.

Desde la gran eclosión de Internet a nivel usuario mundial, muchos colectivos minoritarios, en algunos casos casi sectarios, se han visto absurdamente amenazados por supuestas conspiraciones basadas en paranoias: conspiranoias. Estas conspiranoias tienen, como único fundamento, el hecho de que las empresas con negocios en la red utilizan técnicas de marketing que ya usaban antes de Internet, pero que los conspiranoicos parecen haber descubierto ahora. Hace poco, y como muestra de lo que cuento, me llegó este video por e-mail:

http://www.youtube.com/watch?v=xzTgIdNW6lg


En mi vida había visto semejante cantidad de chorradas juntas. Es un video que claramente trata de manipular la percepción mediante imágenes que pretenden ilustrar a las palabras de la voz en off. Lo del tipo que, según dice el video, quiere destruir el mundo real... eso es que ya suena a película Manga: ¡¡El malvado Dr. Facebook quiere acabar con los humanos y re habitar la Tierra con sus humanoides conectados a Matrix!! Tan absurdo e inverosímil que sería un chiste si no fuera porque mucha gente se lo está creyendo, activando el peligro que conlleva este tipo de paranoia.

Es verdad que Facebook tiene mucha información, y que puede venderla o compartirla con sus empresas filiales, pero eso pasa también cuando alguien participa en uno de esos concursos en los que tienen que enviar códigos de barras del producto en cuestión, para entrar en el sorteo de “cientos de regalos” ¿Creéis que el objetivo es solo usar los premios para vender más? Este tipo de concursos también se utilizan para recabar información sobre nuestros gustos. Se ha hecho siempre, y me parece de lo más normal y lícito. Muchísimas personas (yo incluido) nos hartamos de reunir 50 papelitos de los que venían en los paquetes de Philip Morris para enviarlos y que nos regalaran una mochila, además de participar en el susodicho sorteo de un viaje. Pues bien, Philip Morris es la más importante fabricante de tabaco del mundo, pero además, también es la empresa que más acciones posee de... (Redoble de tambores) ¡¡NUTREXPA!! A su vez, Nutrexpa es prácticamente dueña de Coca-cola y Nike. A eso se le llama globalización... y es tan imparable que incluso quienes más se oponían a ella, buscan ahora la manera de que sea, al menos, soportable.

El video está claramente creado por uno de esos grupos conspiranoicos, seguramente ratones de Internet que se sienten amenazados cuando, en su mundo súper individualista, alguien crea algo parecido a un grupo social. O a lo mejor son de esos que se manifiestan contra la globalización y después compran y se divierten en MegaOcio o cualquier otro centro comercial. Por cierto, MegaOcio, como todas las grandes superficies, pertenece a grandes empresas que cuentan con cientos de cool hunters (cazadores de tendencias), trabajando en todos sus centros. Dichos "Cazadores de tendencias" se dedican, básicamente, a observarnos y buscar ademanes, gestos, gustos, formas de vestir, comer, beber y hasta reaccionar, susceptibles de convertirse en tendencia. Toda esa información se la pasan a sus jefes, que la venden a las grandes multinacionales.

¿Dejaréis de ir de compras a estas grandes superficies? Bueno, puedes tomar esa digna decisión, siempre he dicho que es mejor para nuestra economía comprar en nuestras pequeñas tiendas de toda la vida. Pero eso no te librará de que tu información llegue a las manos que menos sospechas: Entregas tus datos personales para abrir una cuenta bancaria, los bancos son empresas privadas, la mayoría de ellos cuentan ya con empresas filiales dedicadas a todo tipo de productos y servicios y tus datos serán utilizados por estas empresas ¿Dejaréis de utilizar entidades bancarias? Vale, aún quedan el DNI, la tarjeta sanitaria, la de demanda de empleo, registro civil… Lo que hace Facebook es lo que siempre se ha hecho, y se seguirá haciendo. Podemos escapar de todo ello pero, a parte de que me parece una tontería, no creo que quepamos todos en la selva, y si cabemos, seguro que no tardamos en establecer un medio de comunicarnos por el cual tengamos acceso a la información de todos los que formemos esa nueva y utópica sociedad.

¿Crees más en lo que afirma el video que en lo que acabas de leer? Lógico, lo que sale en pantalla de video debe ser verdad… ¿no es así?


© Lucky Tovar

sábado, 1 de agosto de 2009

QUERIDAS PALABRAS… OS ODIO, MALDITAS

Queridas palabras:

No sabéis como he llegado a veces a odiaros. Por esquivas, escurridizas y soslayas, porque os encanta jugar al escondite para terminar apareciendo a mis espaldas justo cuando ya me daba por vencido. Porque me habéis mal acostumbrado a estar cuando os necesito, ha veces os odio cuando no os apetece estar. Por haber dicho sí a mi promesa de amor eterno y eludir después mis caricias, con felino desdén, al poco de ver como alargo la mano para tocaros.

Yo que tan bien os he tratado siempre que he podido, y cuando no me ha sido posible, he preferido no acercarme a vosotras, no sea que os estropee. Después de tantas horas dedicadas solo a vosotras, llegando a adoraros como a diosas antiguas. Tras desvelos trasnochados, pasión desenfrenada, casi veneración, rechazáis mi devoto tratamiento, me dejáis para mi desconsuelo y sin siquiera la promesa de volver. Cuan malvada vuestra desidia para conmigo.

Si al menos oyera un reproche, alguna queja, algo que superar, un defecto que pulir, cabría en mí la esperanza de volver a conquistaros. Si me llegara de vosotras, malditas palabras, un motivo, algún lamento, incluso un sermón de esos de púlpito y sotana, sabría por lo menos a qué atenerme. Sin pistas, sin premisas, sin la más mínima reseña, ni siquiera me dais opción a superarme y volver a ganar vuestro favor ¿Cómo puedo saber si soy digno de vosotras, si no os dignáis ni a escucharme?

Incluso os burláis de mi esgrimiendo excusas tontas: que si perdí la inspiración, que si atravieso una sequía, que si baches de creatividad… Chorradas en las que solo se escudan quienes nunca os han amado como yo. Aparecéis burlonas, fugaces, leves, como por el rabillo del ojo, pero por muy rápido que me giro, os pierdo. Lo hacéis a posta, porque sabéis como os quiero, por eso os odio, malditas palabras: porque sabéis como mantenerme en vilo, y lo hacéis.

Por cierto, palabras, gracias por haber vuelto hoy… aunque sea en vuestro modo más truculento y patibulario.


© Lucky Tovar

martes, 21 de julio de 2009

DÍA INTERNACIONAL

Se acaba de celebrar el Día Internacional del Amigo, de lo cual me alegro porque, gracias a esta celebración, me he enterado de que tal cosa existe, y sigo preguntándome algunas cosillas: ¿Quién asigna los Días Internacionales? ¿Cobra por ello? ¿Le contratan específicamente para ese cometido? En fin, esas preguntas que se hace uno cuando no tiene nada mejor que hacer.

A mi me parece muy bien que haya Días Internacionales para casi todo, aunque algunos me tocan… las curiosidades. Pero ya puestos, alguien debería sugerir la asignación de Día Internacional para aspectos de la cotidianidad diaria, de las de andar por casa, de esas cosas a las que quitamos importancia a fuerza de repetirlas. Algunas pueden parecer típicas, pero más típico es vivir y lo hacemos a diario.

Empecemos por lo que yo llamo vicisitudes de la vida. En este apartado entran momentos memorables, como cuando vas al baño y, solo después de haber realizado la correspondiente deposición (que fino me ha quedado la cagada esta), te das cuenta de que no hay papel higiénico. No me digáis que semejante desajuste no merece un Día Internacional.

Muchas veces e imaginado como sería el Día Internacional de los Segundos Equipos, dedicado a los hinchas del segundo equipo de su ciudad. Para celebrarlo se organizarían fiestas con comida, solo segundos platos, claro; en las populares carreras de sacos, ganarían los segundos y, por un día, un segundo tendría sesenta minutos, y no al revés. En todas las emisoras de radio se pincharían las caras B de los viejos singles de vinilo.

Otros elementos que merecen sin duda su propio Día Internacional, son los capuchones de los bolígrafos Bic. Denostados, triturados, machacados y hasta masticados, para terminar en la papelera, una vez que ya no sirven ni para sacarse el cerumen de las orejas. Colectivos mucho menos maltratados ya tienen su Día Internacional, por lo que quiero, desde aquí, reivindicar la concesión de uno de estos días para los capuchones de bolígrafo Bic.

Como estos, hay mucho otros aspectos que deberían contra con la distinción de un día de celebración internacional en su honor: llaves perdidas porque la arandela del llavero era de baja calidad, bolígrafos que no escriben a pesar de que aparentan tener tinta, huevo que echamos a una sartén para freírlos sin darnos cuenta de que están cocidos, camareros que nos ponen el hielo con el hueco hacia arriba… son solo algunos ejemplos.

¡Ah, se me olvidaba! Para quienes empezaron a leer y creían que esto iba a ir del tema de la amistad y todo eso… lo siento, esa era la idea inicial, pero cambié de opinión al final de la segunda frase. De todas formas, de seguir con lo de la amistad, me habría quedado algo tan cursi, ñoño y babeante como la mayoría de escritos sobre la amistad y, tras leerlo, lo habría borrado antes de publicarlo.

© Lucky Tovar

lunes, 13 de julio de 2009

TERCERA ENCÍCLICA DEL PAPA. Me reiría si no fuera porque creo qu habla en serio.

El Papa acaba de publicar su tercera encíclica, que según el diccionario es una “carta solemne que el Sumo Pontífice dirige a todos los obispos y fieles del orbe católico”. Dicho esto, y como no católico, supongo que mi posición tendría que ser quedarme al margen, pues dicha encíclica no va dirigida a mi. No obstante, tratándose de la carta de alguien que dirige la vida espiritual de tanta gente, el tema pasa a ser de dominio público. Alguien tiene que opinar al respecto, y está claro que los obispos y fieles del orbe católico no pueden ser objetivos: se arriesgarían a estar en desacuerdo con su Iglesia, y eso, según el diccionario, sería herejía.

Dice el Papa, que el mundo debería echar un vistazo al sistema capitalista imperante, porque no es bueno para el hombre. El jefe de estado de uno de los países con más riquezas del mundo, dice que el capitalismo es malo. A lo mejor su Santidad tiene razón ¿Qué tal una desamortización de la Iglesia?

También habla Benedicto de la importancia del estudio sobre los orígenes del hombre ¡Pues a ver en qué quedamos! Mire usted, su Santidad, que ya le hemos desmontado muchos dogmas desde que se nos permitió aprender a leer ¿De verdad quiere que estudiemos esos temas?

En esta Tercera Encíclica, el Papa habla de la importancia de la información veraz. Ejemplo de información veraz en versión de Benedicto: “Nenes, no uséis condón que Dios se enfada” Con semejante caudal de información, no necesitaremos ni enciclopedia, ni Google, ni nada de nada.

Dice muchas cosas más la cartita del Papa, pero no me apetece seguir. Por cierto, esta Tercera Encíclica se titula “Caridad y verdad”: supongo que no se referirá a la caridad que demuestra la Iglesia católica ayudando a la difusión de enfermedades venéreas, o a las “verdades” que nos cuentan sobre su propia historia.

No sé si sabéis que uno de los dogmas de fe católicos, consiste en unas palabras que, supuestamente, le dijo Jesús a Pedro (primer Papa) antes de ascender a los cielos: “Lo que decidas en la Tierra, quedará atado en el cielo”. Esto quiere decir que, todo lo que el Papa diga que es pecado, se aceptará como tal en el Cielo; pues, si es así, el Cielo católico estará repleto de sífilis, gonorreas y sida.


© Lucky Tovar

miércoles, 8 de julio de 2009

AUTO DISCRIMINACIÓN. Del cinismo al exhibicionismo

Tanto por la educación recibida como por los principios adquiridos, nunca he considerado que la tendencia sexual de alguien sea un elemento diferenciador. La moderación es la clave de todo, la normalidad debería llegar a cuotas tales, que ni siquiera tuviéramos que nombrarla. Ser homosexual, heterosexual o bisexual, tendría que ser tenido tan en cuenta como el hecho de tener dos brazos terminados en dos manos con cinco dedos cada una. En ese sentido, no veo en qué podría ayudar la organización de un “Día del orgullo de quienes tienen dos manos”.

Mi amigo Antonio es de raza gitana, pero no es “mi amigo el gitano”, sino “mi amigo Antonio”. Tanto él como yo, debemos ser conscientes de que tenemos costumbres iguales y costumbres diferentes, no por ser de razas distintas, sino porque esa es la condición humana. Sabemos que nuestras familias, como nosotros, reaccionan de forma diferente ante según que hechos, lo tenemos en cuenta y procuramos no insultarnos sin querer; y lo conseguimos, gracias al conocimiento mutuo.

A diario dialogo con personas, seres humanos, que además de eso son hombres o mujeres, pero nunca converso con hombres o con mujeres, sino con personas. Solo los animales en época de celo se comportan diferente según traten con machos o con hembras. Cuando el comportamiento de algunos me recuerda al documental que vi sobre técnicas de apareamiento del pavo real, siento vergüenza de compartir especie y espacio, con semejantes elementos del siglo XIX.

Tampoco distingo a mujeres trabajadoras de hombres trabajadores, y menos aún entiendo que se quiera vender “el día de la mujer trabajadora”, como si de verdad fuera un gesto de igualdad. La hipocresía de la clase política es a veces tan sutil, que las mujeres llegan a creerse que es bueno, para conseguir la igualdad, diferenciar un día especial para ellas, separado del día de los trabajadores, que ya existe, y que representa a todo ser humano trabajador. La igualdad debe perseguirse con todas las consecuencias, en todos los ámbitos y para todos por igual.

No hay ninguna diferencia entre dos seres humanos, que justifique agravio comparativo alguno. Desde esa premisa debería partir toda idea de igualdad, pero dicha igualdad debe ser practicada por todos, también por las personas y los colectivos históricamente discriminados. La expresión “discriminación positiva”, es tan absurda y contradictoria como injusta y cínica. Buscar la supremacía de quienes fueron injustamente aislados, no es positivo, sino vengativo. El rencor no es el camino hacia nada que nos vaya a enriquecer como personas. En cuanto a quienes buscan la excepción de supuestos hechos diferenciales, habría que recordarles que quien primero utilizó la expresión “hecho diferencial”, fue Adolph Hitler, en su libro “Mein Kampf” (Mi Lucha).

© Lucky Tovar

martes, 30 de junio de 2009

IDOLATRÍA: CANCER DE AUTOESTIMA

¿Tan pequeños nos vemos al compararnos con los demás? ¿Tan poca cosa nos consideramos, que subimos a los altares a quienes no son más que semejantes? Si hay algo en lo que siempre estuvimos de acuerdo la Iglesia y yo, es en el rechazo a la idolatría… con la diferencia de que la Iglesia practica lo que rechaza. Tal vez tuve suerte al ser, mis primeros ídolos, personas accesibles a las que veía a diario. Así pude ver con más facilidad, lo frágiles que pueden ser las estatuas de barro.

Tarde o temprano descubrimos que todos los ídolos están hechos de la misma materia que nosotros, pero sus tobillos se vuelven arcilla al estar expuestos a esa falsa gloria llamada popularidad. A las primeras lluvias, el barro se reblandece, quiebran los tobillos y caen los titanes. Los músicos se suicidan, los deportistas arremeten con violencia contra sus compañeros, los actores delinquen. Tal vez sea el peso que, en demasía, ponemos sobre sus hombros, el exceso de responsabilidad… o el desconocimiento de la misma.

Cuando cientos de medios de comunicación están pendientes de la presentación de un futbolista, cuando más de medio mundo anda a la caza de la última voluntad y testamento de un cantante, cuando las revistas más vendidas son las que hablan de las multas de tráfico de un actor… está claro que una de nuestras más acuciantes dolencias es la pobreza de nuestra existencia ¿Tan faltas de interés están nuestras vidas, que tenemos que tenemos que llenarlas con las de personajes a quienes ni siquiera conocemos?

Espero que algún día todo esto cambie, y no sean minoría quienes ven que estamos adorando a gente que atenta contra su propia vida, que abusa de los más débiles, y que patean un balón a cambio de un sueldo que supera el doble de lo que costaría construir una escuela en el tercer mundo… y todo ello por televisión digital y en alta definición. Mientras no crezca esa minoría que aún practica la coherencia, seguirá siendo muy triste pertenecer a eso que llamamos seres racionales.
© Lucky Tovar

lunes, 29 de junio de 2009

LIBERTADES DE BOCA PARA AFUERA. Que dificil es ser coherente

“La libertad de cada cual termina donde empieza la de los demás”. Bellas palabras. “No comparto tus ideas pero pelearé con quien haga falta para que las puedas defender”. Que gran pensamiento. Lástima que, quienes con más ahínco dicen defender conceptos como “libertad” o “igualdad”, olviden con facilidad el contenido universal de tan sencillas frases.

Camisetas con la esfinge del Che, pañuelos palestinos y pantalones militares de camuflaje, para ir a conciertos de punk-rock cuya entrada se paga con la asignación semanal que les da papá. El grupo grita “¡¡putos yankis, puta USA!!”, saltando sobre sus Nike y eructando la Coca-cola que bebieron en McDonals; y gritan “¡¡0’7% para el tercer mundo, menos capitalismo y mas solidaridad!!”, al son de los acordes de sus Stratocasters de 1200€.

Cantautores que cuentan historias de desfavorecidos sociales, que culpan de ello a las clases más pudientes, y graban esas canciones en la discográfica de su propiedad, para la banda sonora de la próxima película que saldrá de su productora cinematográfica. Exigen igualdad en concierto y, entre bastidores, se enfadan por que el telonero tiene la misma iluminación que él.

Políticas de igualdad social ingeniadas por políticos que se suben el sueldo. Discriminaciones a las que llaman “positivas”, legisladores que nos obligan a pagar por escuchar una canción, y nos permiten abortar siendo menores de 16 y sin permiso de los padres. Gobiernos que firman tratados para buscar y desactivar las minas anti persona que ellos mismos fabrican y venden.

La suerte que tenemos quienes observamos, es el hecho de que la incoherencia siempre ha estado al servicio de la mentira. El mentiroso, antes o después, muestra sin querer lo incongruente de su discurso. La hipocresía no tarda en aparecer, si de verdad nos esforzamos en mirar y recordamos que es mejor no conformarse solo con lo que nos quisieron enseñar, y conviene añadir lo que seamos capaces de aprender por nosotros mismos.

Que bien sienta merendar e ir de tiendas al mega centro de ocio, después de manifestarse contra la globalización. Que difícil es ser consecuente con las ideas que se dicen defender, con lo fácil que es hablar de ellas.
© Lucky Tovar

jueves, 25 de junio de 2009

EL PETULANTE Y SU INMERECIDA VANIDAD

Cuando la vanidad trasciende lo meramente físico, y su práctica indiscriminada deja de limitarse a la simple auto contemplación, aparece la petulancia. El petulante no ve personas a su alrededor, sino espejos, incluso cuando se trata de una simple conversación telefónica. Comportamiento fatuo, retórica pedante y la necesidad imperiosa de imaginar la vida como un gigantesco atril desde el que mostrar al mundo toda su jactancia, son solo algunas de las características del vanidoso que, lejos de ser capaz de reconocer su presunción, así le abrasen los pies con hierro incandescente, no duda en esgrimir, cuando llegan las críticas, su pose más altiva: -La clase no está al alcance de todos- Convencido de pertenecer a una reducida élite mundial, no se enfada si alguien osa bajarlo de su pedestal ante sus narices, y crea en su cabeza auténticas conspiranoias por las cuales, el resto del mundo se conjura en tácita connivencia contra su selecto grupo.

Si el petulante es el peor de los vanidosos, entre los petulantes también hay uno que destaca por encima de los demás: “el único”. Ese ser que, no solo se ve como el mejor, sino como el único. No es que él sepa más que nadie, es que nadie más sabe. Petulantes tipo “único” hay en todos los gremios: el profesor que se basa solo en su condición para subestimar a los alumnos, el deportista que se cree ganador antes de la competición solo porque los demás están por debajo en el ranking, los escritores que se buscan en las librerías… Especialmente me divierten esos tipos que, en foros de opinión, incluyen preguntas cuyas respuestas les alzarán a lo alto del status, en vez proponer temas en los que, la opinión de los demás les pueda enseñar algo nuevo. Esto deja ver claramente que, no solo es un petulante, sino que además su vanidad es gratuita e inmerecida.

Resulta realmente gracioso (lo excesivamente patético me hace gracia) ver a todo un cuarentón entrar en esos foros para hacer preguntas como “¿Cuántas personas leen vuestro blog?”, y más gracioso aún es ver su reacción cuando, en contra de sus cálculos iniciales, una de las respuestas asegura tener más lectores que él. Comienza entonces una batalla dialéctica que a mí, más que a un sitio en el que opinar, me parece estar otra vez en aquella calle de mi infancia, donde jugábamos a algo parecido al fútbol, y solo era penalti si así lo quería el dueño de la pelota. Los blogs de estos individuos son fácilmente reconocibles, porque están repletos de medidores de visitas, rankings, estadísticas horarias, diarias, semanales, mensuales y anuales… y encuestas en las que el petulante único puede ver hasta qué punto se equivoca el resto del mundo.

® Lucky Tovar

lunes, 8 de junio de 2009

CADA MOCHUELO EN SU NIDO Y EL CUCO EN EL DE TODOS

Bueno, pues ya está… se acabó… ya pasaron las elecciones europeas. Cuando Ejercía de gerente de mi propio bar, a menudo iban representantes de nuevas marcas intentando colocar sus productos: estaban los que se limitaban a vender su marca, y los que solo sabían intentarlo hablando mal de la competencia; a estos últimos ni siquiera les escuchaba más de cinco minutos. Supongo que los votantes si que mirar los eslóganes y esas cosas. Han ganado quienes ofrecían soluciones frente a quienes solo se comparaban con el contrincante. Cuando el partido en el gobierno se empeña en hacer campaña de oposición, es como cuando el equipo local intenta hacer juego de visitante, se arriesga a peder… además de despertar la sospecha de que sepa opositar mejor que gobernar. Dejémoslo en “sospecha”, por darles el beneficio de la duda.

Los tres anacrónicos amigos, CiU, PNV y CC, que se han presentado juntitos y de la mano, han conseguido meter la cabeza en la Euro Cámara. Tres partidos que basan sus ideas en el nacionalismo separatista, quiere formar parte de un organismo que tiende a la total unión de todas las Europas. Doña Rosa, la mujer del partido cuyos colores mejor hacen honor a su líder, también entra en Europa, demostrando a los dos grandes que cuando menos se lo esperen puede estar soplándoles tras la oreja ¿Soy el único que ve a la futura nueva tercera fuerza política? Unión Progreso y Democracia, los de Rosa Díez, van recogiendo a los socialistas que se dan cuenta de que el PSOE no lo es, y a algún que otro indeciso a quien cae simpática.

En el resto de Europa, triunfo arrollador del centro derecha, incursión alarmante de la extrema derecha, palo gordo a los socialistas… y dicen que todo es culpa de la crisis, que en la situación actual es lógico que ganen los conservadores. Dicen también, los socialistas (y sobre todo los socios listos), que ha influido la mayor asistencia a las urnas en comunidades como Valencia y Madrid, tradicionalmente votante del PP, que es como decir que los del PP han sabido convencer a sus seguidores de la importancia de estas elecciones. La crisis, la situación mundial, los valencianos y madrileños, la humedad relativa… las explicaciones del PSOE para el resultado de las elecciones me recuerdan a Steve Urkle y su “¿he sido yo?”. Con lo fácil que sería ser realistas, decir la verdad y… vaya, se me volvió a olvidar que hablamos de política.

Los andalucistas también se presentaban. Ya sé que habréis visto poca propaganda electoral del PA, pero eso debe haber sido porque… ir, lo que se dice ir, iban… pero se entretuvieron en un bar, se enredaron y se les echó la hora encima. Ya sé que esto que acabo de sugerir puede parecer injusto, eso pasa porque lo es: siento mucho caer en la trampa de juzgar a todo un partido por el rasero del comportamiento de uno de sus representantes locales. Como decía mi abuela, que cada día me parece más sabia, “quien quiera honra, que la gane”.


© Lucky Tovar

sábado, 30 de mayo de 2009

ABORTAR ANTES DE CONDUCIR

Durante mucho tiempo me he resistido a opinar sobre lo que no es más que una cortina de humo para distraernos del hecho de que el gobierno no tiene ni idea de cómo sacarnos de la situación actual… ni de muchos otros temas. Sin embargo, al final he caido en la tentación de hablar de lo del aborto en fans de Hanna Montana.

Opiniones, una por cada persona... y somos muchos. Seguramente toda esas opiniones son tan acertadas como erróneas, por lo que, para no eternizar aún más un debate que ya era eterno antes de llegar nosotros, solo nos queda intentar ser lo más objetivos posible, dejándonos de creencias religiosas, ideologías políticas y otras chorradas… dejando a un lado incluso nuestro humanismo y ciñéndonos a los hechos.

Tras una larga época de represión, llegó la democracia, tan esperada como inmadura. Una explosión de libertad inundó nuestras vidas, pero nadie nos explicó, lo suficientemente bien, que la libertad conlleva ciertas responsabilidades. Nos dieron el don de ser soberanos, sin exigirnos ser doctos, o al menos conocedores de las consecuencias de nuestras acciones.

Nuestros hijos siguen, diga lo que diga el ministro de turno, sin información ni educación. La mayoría de quienes somos padres no sabemos facilitar esa información, y en los colegios e institutos no se habla en su idioma. Es sabido que nuestra naturaleza nos empuja a hacer aquello que se nos prohíbe para llamar la atención de quienes no nos la prestan, por lo que, la prohibición tampoco es solución.

No hay solución a corto ni medio plazo. A largo plazo, como mucho, podemos informar a nuestros hijos, de forma racional, sin meter miedo, coherentemente y en un idioma que entiendan. Dicha información debe empezar incluso antes de que sepan escuchar, haciéndoles ver que cada acción tiene consecuencia. Tal vez así (y digo “tal vez”) nuestros nietos lleguen a ver nacer una generación de jóvenes con menos prisas por experimentar y más coherencia para elegir.

Vale… hasta ahí lo que, pensando de una forma políticamente correcta, podríamos decir sobre el tema. Ahora bien, al margen de lo bonito que me haya quedado todo eso de que cada cual tiene su opinión y todas son respetables, la verdad es que si alguien me dice que le parece bien eso de que una cría de 16 pueda abortar sin permiso de nadie, en mi cabeza no hará más que resonar… “o no tienes hijas, o eres más hipócrita de lo que puedes llegar a controlar”.
¡Ah, por cierto! Para trabajar sí necesitan permiso paterno.

© Lucky Tovar

jueves, 21 de mayo de 2009

A PESAR DE LO QUE DISFRUTASTE, ALBERTO

Como ya sabréis muchos de vosotros, el pasado Festival Internacional TOMARES CROSSROAD BLUES, fue el primero y el último. Los responsables de la Delegación de Cultura, Juventud y Deporte de Tomares, han decidido que el indiscutible éxito de la primera y única edición, no es suficiente. A pesar de la patente y notoria alegría del concejal de dicha delegación durante la celebración del festival, el año pasado, y de su seguridad (eso si, verbal) en la continuidad de nuestro festival de blues, este no se va a celebrar. Hay políticos comprometidos con la palabra que dan, con la continuidad de su política y de los eventos que organizan. Hay otros políticos, que ni siquiera son capaces de mantener sus intenciones de moción contra sus propios socios en cuanto les fallan los números.

Los motivos que esgrimen desde la delegación, son los de moda: al parecer, el 20% del presupuesto municipal total no es suficiente para celebrar todos los festivales que se empezaron hace un año. Había que eliminar alguno, y claro, le ha tocado al blues, que es mucho menos interesante que los Manga, las polifonías, los grupos hipócrito-punkis etc. Aunque seguramente también a influido el hecho de que, un servidor no es técnico de cultura a la par que miembro de una banda participante en uno de los festivales. Qué curioso es ver que este que a mi no se me ocurrió, ni se me pasó por la cabeza, incluir a mi grupo en el cartel del festival que organizaba.

Seguramente dirán que esperaban más público en el pasado Crossroad, y puede que tengan razón, pero seguramente habrían asistido más aficionados si no hubiera sido porque la desidia de los técnicos (demasiado ocupados rediseñando un cartel que ya estaba diseñado) hizo que los carteles anunciadores se pegaran 5 días antes de comenzar el festival de blues. No obstante, siguiendo la regla de la asistencia, espero que tomen nota del fracaso de la segunda edición del Maremagnum en este sentido, y no se celebre el año que viene.

Otra de las maniobras posibles sería culpar a quien aportó la idea del festival, una persona a la que se le relegó a funciones de dirección artística para volcarle después responsabilidades de contratación y hasta de seguridad. Esa persona (o sea, quien suscribe), sugirió un hotel para las bandas de fuera, pero los técnicos decidieron hospedarlos en otro, donde les hicieron dormir en una especie de colchoneta dura de unos tres dedos de anchura. Los españoles no dudaron en quejarse hasta que les pusieron un colchón en condiciones, pero los extranjeros, para vergüenza nuestra, se fueron creyendo que aquí dormimos así.

Y así, mientras la productora encargada de los contratos no aparece, mientras el técnico de cultura más activo ocupa su tiempo en hablar mal del director artístico con los músicos, mientras se siguen recibiendo llamadas tipo “¿es verdad que hay un festi?” y demás vicisitudes… mientras tanto los pasacalles empieza y terminan a los horarios acordados gracias a que el “director artístico” se ocupa de lo que tenía que hacer un asistente inexistente y que jamás apareció; salvo una excepción, los músicos asisten a sus pruebas de sonido, las actuaciones también empiezan a la hora establecida, y arrojan el siguiente resultado: músicos contentos, público contento, prensa contenta y un servidor que aún espera la mitad del pago convenido.

En fin amigos, pues lo dicho, que fue bonito mientras duró aunque solo durara una edición, que seguramente es más políticamente rentable contratar a uno de esos grupos que van de progre y contestatario y piden moqueta en su camerino y coche para llegar al escenario. Que es posible que salga mejor tener que arreglar los destrozos ocasionados por varios centenares de energúmenos (casi todos menores de edad) que conviertan un pabellón cubierto en un botellódromo. Que siempre es más conveniente organizar festivales folkis, cuyos artistas parecen conformarse con la falta de formalidad… “es que los bluseros estos son un coñazo con tanta formalidad”.

Pues eso, que después de tener que aguantar afirmaciones como “en EE.UU. anunciamos la actuación de un grupo después de contratarlo, no al contrario” y tener que darle la razón, porque la tiene; después de aguantar un año de espera (y suma y sigue) para que me paguen lo estipulado, habiendo visto solo la mitad; después de un año de escaramuzas, carrerillas, excusas y demás chorradas por parte de los responsables de la cultura tomareña para evitar encontrarse conmigo, a principios de Mayo aparecen por fin… mejor dicho, consigo pillarles por los pasillos del Ayuntamiento, para que me digan que, efectivamente, no habrá segundo Crossroad, pero… “Lucky, preséntame un proyecto para una serie de actuaciones y así al menos te llevas las comisiones como representante”. Claro amigo, en eso estaba yo pensando, en que el blues, una vez más, se conforme con las migajas de ese 20% del presupuesto municipal total, que es lo que os dan, demasiado generosamente, para organizar vuestros circos.

Aún recuerdo cierta cabalgata de Reyes Magos, organizada por cierta asociación juvenil, de la que después surgió algo llamado “OMIJ”. Un auténtico desastre organizativo consistente en un puñado de amiguetes saltimbanquis y timbaleros, que paseaban para supuesto deleite de niños y niñas, mientras se colocaban de maría. Ninguno de aquellos errores impidieron que si principal valedor siguiera aprendiendo. Nadie le dijo a nadie aquello de “el año que viene lo utilizaremos como simple figura de reclamo, porque la verdad es que no vale para nada”. Tantos años después, es él quien pronuncia esa frase, refiriéndose a quien lo consideraba un amigo, en un intento de culpar a alguien de sus fallos, desidias e intereses personales.

jueves, 9 de abril de 2009

CUADERNOS NUEVOS

Nunca fui un buen estudiante, es más, jamás fui capaz de adquirir hábitos de estudio. Cuando mis padres intentaban meterme en cintura, cada cual a su manera, yo llevaba a cabo auténticas estrategias por las cuales, a veces conseguía disfrazar la situación, y aparentar la intención de cambiar. De repente me daba por ordenar mi cuarto, mis libros y cuadernos, si era posible estrenaba alguno, y lo mantenía limpio y con buena letra. Durante un tiempo, toda aquella repentina pulcritud me hacía parecer capaz, pero no lo era.

Era como pintar la fachada de una casa en ruinas, como vestirse de limpio sin ducharse, como sanar de un dolor de muelas a un condenado a muerte. Era como si un gobierno en crisis sustituyera a los ministros, que suponía capaces, por otros, elegidos de entre las filas del partido, por muy soviético (o peor) que esto pueda parecer. Tres vicepresidentes con sueldo de vicepresidente, coche oficial de rango vicepresidencial, y todos los etcéteras vicepresidenciales que queramos imaginar. No sé a vosotros, pero a mí no me parece que pagar más, y más altos sueldos, sea solución para la crisis.

Dice la vicepresidenta primera, que “no se trata de una rectificación, sino un cambio de ritmo”, y es posible que así sea ¿Pasamos de pasodoble a rock’n’roll, o a bolero? Solbes dice que se va “satisfecho de lo conseguido”, y es que los hay que se conforman con muy poco, pero el ex ministro también hace clara alusión a “las limitaciones con las que ha tenido que trabajar”. Dicen en el Financial Times, que Pedro Solbes a pagado el hecho de no estar de acuerdo con la política de su jefe, pero yo no creo que esto sea así. No me imagino al presidente del talante volviendo a las prácticas de césares romanos.

O sea, que Solbes se va entonando el histórico jeroglífico (NO ‘madeja’ DO), la Maritere Fernández dice que de limitaciones nada, que son cosas de la crisis; Zapatero empieza un nuevo cuaderno con buena letra para que parezca que tiene ideas, y Chávez se va a Madrid sin que nadie haya conseguido echarle, ni siquiera el pueblo. La escena puede dejar en pañales a la mismísima carrera de cuadrigas de Ben-Hur: un andaluz (se le supone) teniendo que lidiar con catalanes, valencianos, baleares… La de chistes que van a inspirar.

En realidad, mi problema está en medirlo todo con lo que entiendo, humildemente, por sentido común, sin darme cuenta de que, lo que pasa es que no alcanzo a entender las claves de la alta política. Una vez que reflexione, seguro que empiezo a darme cuenta de que tiene rezón Zapatero, y la mejor manera de paliar la crisis es inyectar setenta mil millones de euros a quienes la causaron, dejar el gobierno en manos del partido, y esconder las notas para que no las vea papá pueblo. Un pueblo soberano, pero no docto, a pesar de lo cual, esperemos que sea capaz de lo mismo que mi padre, que nunca se dejó engañar por mis subterfugios de estudiante.
® Lucky Tovar

lunes, 30 de marzo de 2009

EL ESLABÓN PERDIDO. Neo-cavernícolas en la era de Internet

No se trata de mirar por encima de ningún hombro, que para eso no tengo altura ni la deseo. No es cuestión de menospreciar a alguien porque no sepa recitar la teoría de la relatividad… yo tampoco sé. No es, la mía, la postura de ninguno de esos elevados que, merced a sus muchos y avanzados conocimientos, se creen autorizados a despreciar al resto de mortales, menos doctos que ellos. Alguien de ultramar dijo una vez, que había encontrado más cultura entre las yagas y estrías de las manos de un campesino andaluz, que en muchos de los libros que había leído. Yo quiero considerarme de esos que, no sabe mucho, pero encuentra sabiduría en todo, pues de todo se puede aprender. Digan lo que digan, y lo que me puedan decir, hay muy pocas cosas más placenteras que una buena charla.

El tema de una conversación, es lo de menos en realidad, siempre que la conversación nos llene. Se puede hablar del tiempo, del estado de las carreteras, de música, de fiestas, del material con que se hace el papel higiénico… ¿Qué más da? Lo único exigible a una charla, es que resulte amena y sea medianamente coherente, lo cual no es demasiado difícil. La coherencia, o no, de una tertulia, solo depende de la presencia de los elementos necesario: emisor, receptor, medio de comunicación y mensaje. Naturalmente, el emisor y el receptor deben ir cambiando, y también puede ser conveniente que, de vez en cuando, cambie el mensaje.

Dos analfabetos pueden mantener una conversación, dos personas con problemas psicomotores pueden charlar, dos tipos que en su vida hayan aprendido a escribir ni leer, pueden tener, por supuesto, largas tertulias sobre un sin fin de temas. Incluso disminuidos físicos severos pueden comunicarse y dialogar. Sin embargo hay personas que no cuentan con esa capacidad. Cuando alguien te recrimina que intentes tener una charla normal, esgrimiendo en su defensa frases como “a mi es que no me interesa nada de eso”, empieza uno a darse cuenta de que no es tan difícil como dicen, encontrar al eslabón perdido.

Existen seres que viven aún en las cavernas, por muy cómodos que sean sus pisos. Hay miembros de nuestra sociedad que siguen comunicándose según les dictan sus instintos más primigenios, por muy modernos o modernas que quieran parecer. Aún hay neardentales y autrolopithecus, por muy largas y tersas que sean sus piernas, o muchos politonos tengan sus teléfonos móviles. Son homosapiens con la facultad suficiente como para rellenar una solicitud de alta en una web, tirar de la cadena de la cisterna, o seguir la marcha cuando el semáforo está en verde, pero incapaces de entrar en una conversación, por muy trivial que esta sea, sin sentirse mal.

Estos seres suelen atacar a quienes, en ciertos medios, intentar establecer un diálogo digno. Su ataque consiste, básicamente, en utilizar palabras arrojadizas como “sabihondo”, “listillo”, “pedante”… aunque el supuesto pedante solo quiera hablar de las noticias del periódico. Atacan y no dudan en intentar expulsar a quien demuestra haber salido de la caverna, pero no dudan en apelar a la lucha de clases culturales cuando alguien se defiende, coherentemente, de sus ataques. Estos “neo-cavernícolas”, no dudan en ponerse a la defensiva cuando creen estar siendo ofendidos, y sueltan cosas como “me discriminas porque eres un culturilla y yo no”. Da igual que trates de decirle que solo quieres hablar del tiempo, o que les dejes claro que el intento de conversación iba dirigido a otros miembros del grupo; no se enteran.

Mi rechazo no va a personas que no sepan hablar de egiptología, yo tampoco sé. No repudio a nadie por que tenga más o menos conocimientos, más o menos cultura, más o menos capacidad para entender. Nunca despreciaré a alguien que no sepa, pero tampoco entenderé a quien se niegue a saber. No obstante, tampoco me creeré nunca con el poder para obligar a nadie a saber, entender, conocer, experimentar o simplemente participar, pero si puedo exigirles respeto hacia mí, y hacia otras personas que sí queremos ejercer ese derecho inalienable a aprender de otras personas mediante nuestra capacidad para compartir ideas. Yo al menos lo seguiré haciendo, en cualquier medio que me permitan utilizar.

martes, 17 de marzo de 2009

HAY QUE DARSE PRISA

Hay que llegar ya, hay que ser el primero, alcanzar la meta antes que nadie, como si aún fuéramos espermatozoides, a lo mejor es que lo somos aún. Hay que escuchar lo que nos llega del exterior, aún antes de nacer, sonidos que nos envían para que estemos bien, como parte de alguna moderna terapia que abrirá nuestros sentidos al aprendizaje.

Hay que nacer fácil, sin dolor, con todos los cuidados posibles. Hay que tener juguetes apropiados, que nos vayan formando, que nos ayuden a ir aprendiendo, a estar preparados para la vida. Hay que bajar la edad preescolar, cuanto antes empecemos, más ventaja llevaremos. Duerme cuando toque, come cuando sea la hora.

Hay presentar los mejores trabajos de plástica, desarrollar el intelecto a través de la creatividad, pero sin acostumbrarse a ella, porque después deberemos olvidar la creatividad y quedarnos solo con el intelecto. Hay que gustar a los demás, estar guapos y aseados, oler bien, ser agradables. Hay que ir preparándose para cuando tengamos edad de procrear.

Hay que darse prisa para todo, es parte de la inercia que nos han impuesto. Nacemos deprisa, empezamos pronto, aprendemos desde cigotos, y ahora ya es imparable: hay que experimentar, saber a que sabe, como huele, que pasa después. Hay que vivir de cerca todo lo que nos pase por delante, no existe el no, eso es para fracasados.

Hay que aparearse sin sentimientos, romper el corazón de los lentos y pasarles por encima. Hay que llegar a la cumbre antes que nadie, ser el mejor, ganar mucho dinero en poco tiempo. Hay que deshacerse de los de la generación anterior, si no produces a mi ritmo, no vales. Hay que tirar lo que no vale.

Volvamos a adelantar la jubilación, cuarenta años son muchos años, mandémosles a casa con un tercio del sueldo, quizás menos. Hagamos un mundo de primeros, los segundos no valen. Hay que deshacerse de los parásitos, y enseñar a nuestros hijos, desde el útero, a producir más que nadie, antes que nadie, con mayor rapidez.

Hay que dar un paso más, no hay tiempo para tener hijos, hay que progresar. Hay que hacer todo el trabajo en los primeros veinte años de vida, en los primeros quince, en los diez primeros. Hay que darse prisa, mucha prisa, llegar el primero, mirar abajo con desprecio y comprar cremas hidratantes para no correr el riesgo de vernos envejecer en el espejo. La vejez no vale.

Ahora hay que parar de golpe.

Ahora, con el inevitable efecto de la gravedad sobre nuestros cuerpos, con las nieves de Gardel en nuestras sienes, y el caminar lento de la experiencia de más de un tropiezo, hay que mirar atrás y hacer memoria. Ahora hay que preguntarse para qué las prisas en empezar algo que no hemos llegado a aprender a desarrollar. Ahora hay que preguntarse si nuestro afán de culpar a uno u otro sistema, no será en realidad nuestra conciencia, culpándonos a nosotros mismos y a nuestras prisas.

Ahora hay que mirar atrás y plantearse la posibilidad de que, todo cuanto nos ocurre, es fruto de no haber tenido tiempo para asimilar lo que vivimos. Ahora hay que pensar, que tal vez pisamos tanto el acelerador, que los paisajes han pasado demasiado deprisa, por nuestra ventanilla, y no hemos disfrutado de ellos, más que en viejas fotografías que nos hacen recapacitar y preguntarnos… ¿Par qué corríamos tanto?
© Lucky Tovar

domingo, 15 de marzo de 2009

¡¡¡FIESTA, FIESTA!!!

Estaba yo viendo un informativo, hablaban de las Fallas de Valencia, una de las fiestas más conocidas de nuestro país. En concreto señalaban a una de las fallas, muy imaginativa, como la mayoría, con ninots muy bien terminados, como todos; rostros de admiración ante el trabajo de todo un año y una cifra, novecientos mil euros.

De repente me ha dado por pensar en la Semana Santa de cualquier punto de Andalucía. Me he acordado de la Feria de Abril sevillana, de San Fermín, Moros y Cristianos, San Isidro… Está claro que en España tenemos grandes fiestas, sabemos organizarlas muy bien.

Grandes cineastas, escritores, novelistas y artistas de todo tipo, y de todo el mundo, han encontrado inspiración en nuestras fiestas, contribuyendo así a su promoción a nivel mundial. Sin duda sabemos hacer bien muchas cosas, y una de las que más, organizar mega fiestas folclóricas.

Somos un pueblo muy venerador, fervoroso, o simplemente folclórico, y no reparamos en gastos para demostrarlo… cada año. Son fiestas necesarias para que no nos aburramos, para descargar de vez en cuando, y para atraer al turismo, aunque este año hemos salido del “Top 5” de los países turísticos.

Todo esto me hizo pensar, y cuando digo pensar me refiero a deshacerse de toda pasión nacionalista, olvidarse del corazón, que casi siempre es egoísta en estos temas, abstraerse de toda exaltación costumbrista y analizar ¿Cómo incidiría, en nuestra maltrecha economía nacional, un año sin fiestas?

Sé muy bien es un supuesto utópico, que más de dos me quemarían en las fallas o me crucificarían en algún paso o trono. Soy consciente de que la justificación más repetida sería que muchos profesionales se quedarían sin trabajo ese año, porque claro, hacer ninots, flores de cera, o burladeros de madera, son trabajos muy importantes para el panorama laboral.

Sé que, aunque la crisis hace daño en todo el mundo, aún no están las cosas como para plantearse según qué medidas pero, si en vez de plantearlo como medida de recuperación, lo lleváramos a cabo como medida preventiva… ¿Qué ocurriría durante un año sin fiestas en todo el mundo? ¡Maldita sea… sería horrible!

No obstante, expertos de todo el mundo calculan que es posible que lleguemos a situaciones muy críticas, pero eso no debe preocuparnos. Comeremos bocatas de chope, nos ducharemos un poco menos, y pediremos prestados los libros de texto. Con lo que ahorremos, nos podremos comprar un par de botellas de manzanilla en la feria.
© Lucky Tovar

martes, 10 de marzo de 2009

CARTA A OPTIMISMO

Estaba yo dándole vueltas a la cabeza, intentando encontrar algún nuevo tema que reventar y, justo cuando ya me disponía romper algo, mi buena amiga Pilar me propuso… “podrías escribir una carta al optimismo, que vendrá muy bien con la que está callendo”. La idea me hizo esbozar media sonrisa de Dexter, entornar los ojos como House y rascarme la sien como Colombo (tengo que ver menos tele), y me puse a pensar en como hacerlo.

Incluso empecé a escribir, y esta última afirmación ya os dará una pista de que a penas superé el encabezado. Anoté ideas en mi pequeño cuaderno de anotar ideas, empecé bocetos, emborroné borradores, borré bosquejos, garabateé esbozos, y cuando estaba a punto de volver a guardar mi nuevo bolígrafo (que se ha librado de un golpe porque es un regalo), me vino algo a la cabeza… aún no sé si para bien o para mal, pero eso es lo de menos.

La peregrina idea que he tenido esta vez, malversando totalmente la aportación de mi amiga, consiste en organizar el combate del siglo, un enfrentamiento sin igual, en el cuadrilátero de la vida. En un rincón, con pantalón negro y un peso de varios millones de años… ¡el Pesimismo! En el otro rincón, con pantalón verde y el mismo peso… ¡el Optimismo! El arbitrado, señor Realismo, habla ya con los púgiles: ­­­–No quiero ver pisotones ni golpes bajos. Queremos ver un combate limpio, y evitad ser ñoños aunque esto ya recuerde demasiado a un cuento de Bucay–

Fue justo en ese momento cuando me di cuenta de la estupidez que podía resultar de semejante idea… y es justo en este momento cuando os digo que estoy mintiendo: en realidad, sí llegué a escribir ese combate, dando como resultado, una de las mayores chorradas, y de las peor escritas, que hayan salido jamás de mi enfermiza imaginación. Lo borré todo, comencé de nuevo… y otra vez estoy mintiendo: en realidad copié en otro documento todo el despropósito, desde mi desafortunado comentario sobre Bucay, hasta el final; ese otro documento lo tengo guardado, por si acaso.

­–Vamos Lucky, piensa un poco, seguro que algo se te ocurre– me repetía una y otra vez, tratando de estrujarme la cabeza, aunque sé que terminaré divagando, dispersándome y volviendo a hacer gala de mi falta de constancia. –Venga tío, al final siempre termina saliendo algo– Si claro, algo sale, y de vez en cuando hasta se deja leer pero ¿qué saco a cambio? A parte de eso que llaman “satisfacción personal”, y las alabanzas de alguna que otra persona, que me aprecia lo suficiente como para peder unos minutos en leerme… En fin, a ver si me centro.

Podría retomar la idea inicial de Pilar, no era mala, al menos como idea. Carta al optimismo… no sé… podría quedar bien. Empezaría como todas las cartas –Querido optimismo: hace tanto que no sé de ti, que me he decidido a escribirte…– Seguramente me pondría cada vez más cursi, o cada vez más trascendente. Solo mirad como la habría empezado, al final sería una carta al optimismo llena de pesimismo. No, definitivamente, no creo que quedara bien; debo ser consciente de mis limitaciones, que son muchas.

Todo lo que hago me requiere gran esfuerzo, soy totalmente autodidacta, y muy a menudo me pregunto si merece la pena. Seamos claros, vivimos en el mundo de los títulos y los enchufes, de las recomendaciones y los diplomas. Incluso si vales, necesitas padrino para llegar a demostrarlo, y si llegas, ves con estupor que quienes llegaron antes que tú, tienen padrino pero no valen. Si al menos contara con la formación necesaria, todo sería más fácil, aunque también es cierto que muchos grandes artistas han forjado sus virtudes aprovechando sus carencias. Claro, grandes artistas, no cualquier aficionado vocacional.

A ver… algo se me tiene que ocurrir. Se trata de hablar de optimismo desde un punto de vista positivo, pero no es nada fácil, incluso diría que es contradictorio: normalmente apelamos al optimismo cuando existe la necesidad de buscar una válvula de escape. Nos topamos con un problema serio, le damos vueltas, buscamos soluciones, tropezamos una y otra vez, y justo cuando empezamos a encogernos de hombros y a pensar que aquello tiene mala solución, es cuando alguien dice “seamos optimistas”. Así pues, siendo realistas, si buscamos la manera de entonar una oda al optimismo, es porque vemos que la cosa está muy mal.

Alguien me dijo una vez, que todo cambio es siempre para mejor, porque incluso siendo un mal cambio, nos dará al menos la oportunidad de aprender. Así pues, miremos la actual situación como la antesala a un punto de inflexión, de cambio profundo ¿Cómo será el supuesto nuevo estatus? Eso no importa, esperemos que podamos disfrutarlo si sale bien, o aprender de ello si sale mal. No se trata de ser optimistas, ni de tener esperanza, ni fe. Simplemente es cuestión de calmarnos, concienciarnos de nuestras auténticas necesidades, mirar todo lo que ocurra a nuestro alrededor, y tomar nota.

Algunas personas me han llamado pesimista, negativo, consternado y hasta derrotista, pero no es verdad. Soy todo un optimista, pero un optimista no practicante; no me da la gana de practicar algo que solo invocamos cuando nos va rematadamente mal. Una cosa sí es verdad: si los ingenios de la Revolución Industrial hubieran sido fabricados por pesimistas, todos aquellos cachivaches mecánicos habría tenido más sistemas de seguridad y menos accidentes.
© Lucky Tovar

viernes, 6 de marzo de 2009

LA PUBLICIDAD ES NUTRITIVA. El arte de decir la verdad sin que te enteres

Hay que ver como puede llegar a cambiar el sentido de cualquier término, hasta el más negativo, con solo anteponer la palabra “arte”. Mentir es el arte de disfrazar la verdad, cobrar por ver un retrete en un rincón, es arte contemporáneo; torturar a un bicho de media tonelada que no te ha hecho nada, es el arte del toreo y, que una chica ponga cardíaco a un tipo en un bar aún sabiendo que no va a llegar a nada, a eso lo llaman el arte de la seducción… aunque hay quien lo llamaría de otra manera, pero en ese caso, seguramente el tipo se lo merece por tonto. La publicidad también es un arte: el arte de separar a la gente de su dinero. El trabajo de un puñado de cerebros creativos, cuyo cometido principal es demostrarnos la utilidad de lo inútil, de forma que lleguemos a pensar que necesitamos esos caprichos. De lo que no estoy tan seguro es de que la publicidad sea tan engañosa como se cree ¿No será que no sabemos ver las sutilezas del lenguaje publicitario? Actualmente, la publicidad engañosa está más perseguida que antes… pero nada que un cerebro vendedor no pueda superar, con algo tan sencillo como ser sincero, aunque nonos lo parezca.

Una de las publicidades más sinceras que podemos ver, es sin duda la de coches. Ves en un anuncio a un tipo guapísimo, con un traje de esos con nombre y apellido, y un peinado de trescientos euros. Lleva un maletín de piel de cocodrilo, de cierre con combinación que lleva apuntada en su agenda electrónica de última generación… seguramente lleva el pin de la agenda apuntado en un post-it, pero eso es lo de menos. Ves salir al tipo de un chalé de lujo, convenientemente situado en el centro de una zona residencial y… ¡ya está! No necesitas ver el coche, esa imagen ya te está diciendo que no es para ti, porque si fuera para ti, en el anuncio verías a un currito de curva abdominal cervecera, con un mono manchado de pintura, una gorra de Titán lux y un cubo con dos brochas dentro, saliendo de un apartamento de renta antigua que lleva dos meses sin pagar ¡Ese es el anuncio de coche que debes ver!

Otra forma de sinceridad que podemos encontrar en la publicidad es la que yo llamo “sinceridad por conveniencia”. Seguro que muchos recordáis la campaña aquella de los productos de limpieza Camp, en cuyos anuncios aparecía el mismísimo señor Camp, al frente de sus sonrientes trabajadores (excepto los del comité de empresa, que ese día tenían reunión sindical), soltado aquella genial frase que tan célebre se hizo: “busque, compare, y si encuentra algo mejor, cómprelo”. Lo que pasaba con aquel eslogan es que no estaba completo porque, si te tomabas la molestia de buscar y comparar, terminabas dándote cuenta de que, si encuentras algo mejor, también es de Camp. Así pues, la frase completa, tal como el señor Camp debiera haberla dicho para que se tratara de auténtica sinceridad, sería… “busque, compare, y si encuentra algo mejor, cómprelo que también es mío”

No voy a alargarme tanto como podría, pero hay un tercer tipo de sinceridad en la publicidad, que no puedo dejar de resaltar... la “sinceridad involuntaria”. Es esa sinceridad que surge sin que los creativos se den cuenta, no todo el mundo es tan puñetero, pero cuando posees un retorcido sentido de la percepción, o sea, como yo, salta a la vista. En esta categoría recuerdo, con especial cariño, la campaña de la colonia Jacks, con aquella chica, constantemente buscando a ese tal Jacks… ¿Cuántos años lleva buscando? Me encantaría poder decirle que es inútil, que no va a encontrar a nadie que utilice una colonia que, en rancia, solo es superada por Barón Dandy. Jacks es una de esas colonias que se regalan pero no se usan, y quien la recibe como regalo, inmediatamente se pone a pensar, cual de sus amigos cumple años pronto para endosarle el bote. Yo creo que solo se vendieron tres botes de colonia Jacks, que van dando vueltas por el mundo, de regalo en regalo.

A veces, un simple eslogan publicitario, puede encerrar más sinceridad que toda una campaña electoral, y en este sentido, recuerdo algunos eslóganes especialmente sinceros… aunque para darse cuenta hay que saber leer entre líneas. El cupón de la ONCE es “la ilusión de todos los días”, y es verdad, todos los días se queda en ilusión… bueno mira, en eso se parece a las campañas electorales. Eso de que “el algodón no engaña”, es absolutamente cierto… nunca se ha pillado a un algodón en una mentira, y tampoco se sabe de ningún político hecho de algodón. Lo que sí está visto y comprobado es que Rexona era “el desodorante que no te abandona”… oye, aunque quisieras, incluso después de ducharte, había veces que seguías sintiendo su calor. Definitivamente, si prestamos atención al lenguaje publicitario, y aprendemos a entre leer los eslóganes, nos daremos cuenta de que la publicidad no es tan engañosa… ¿o a caso alguien duda que “un minuto con Telefónica, vale mucho más que un minutos”?

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viernes, 27 de febrero de 2009

EL GRAN CIRCO MUNDIAL

Hay que ver la que está cayendo últimamente. Por si era poco lo de la crisis económica mundial, la nuestra propia y la mía personal, el aumento del paro, la mala marcha del equipo al que sigue mi madre, si no teníamos suficiente con todo eso, he perdido mi bolígrafo favorito. Vaya ¿Creéis que estoy frivolizando demasiado? Eso ya no es posible, desde el momento en que la actualidad política se centra en la actividad cinegética de un ministro, que primero dice que no dimite y después dimite en plan “¡pues como no me dejan trabajar me voy, ea!”.

La última moda en cortinas es la utilización de materiales ligeros y cegadores, como el humo. Estas cortinas son elegantemente exhibidas en las pasarelas, por los más prestigiosos diseñadores, PP y PSOE: El PP dice que tenemos nuestra propia crisis por culpa del PSOE, este último muestra su primer modelo de cortina, en forma de acusaciones al PP de espionaje, cámaras ocultas y fraudes de todo tipo. Contraataca el PP, luciendo un bonito cortinaje estampado con motivos de caza ilegal e incompatibilidades judiciales.

Expertos en economía de todo el mundo, aseguran que esto de la crisis lo empezaron los bancos y demás entidades financieras… por eso aquí lo arreglamos, dándoles dinero a los bancos y demás entidades financieras. Eso si, con la condición de que utilicen ese dinero para dar créditos… y van ellos, y prometen hacerlo así… y va el gobierno, y se lo cree. Mientras tanto, expertos historiadores de todo el mundo, aseguran que las causas de esta crisis, son prácticamente idénticas a las que han provocado las peores crisis, desde el Imperio Romano. A ver si al final, para elegir Ministro de Economía, vamos a tener que buscar en la Facultad de Historia.

Hay quien dice que meternos en la guerra de Irak, provocó un atentado que llevaba preparándose desde año y medio antes de dicha guerra… y debe ser verdad porque, algo capaz de ganar unas elecciones, no puede ser mentira. Lo que me pregunto es ¿Cómo se tomarán el hecho de que metamos aquí a algunos presos de Guantánamo? Ese va a ser nuestro papel, ese será el “trabajo conjunto” que anunciaba ZP entre USA s.a. y España. A cambio, los Globetrotters harán un par de giras, a mitad de precio, por nuestro país.

Lo de las guerras es curioso, las hay legales e ilegales, dependiendo de lo que decidan las naciones de la ONU, siempre teniendo en cuenta el derecho de veto de algunas de esas naciones. China, por ejemplo, tiene derecho a veto, por eso es legal su ocupación del Tibet ¿Vais entendiendo ahora porqué son respetables las decisiones de la ONU? La “Primera Guerra del Golfo” fue legal, la “Segunda Guerra del Golfo”, también llamada “Guerra de Irak”, fue ilegal… porque lo dice la ONU. Creo que sería más honrado decir “no a las guerras”, así, en plural, porque me horroriza pensar que haya quien entienda que algunas guerras son justas.

Estoy pensando en escribir este blog en folios y a bolígrafo, antes de que la SGAE consiga trincar también del papel y la tinta. No tendrá la misma difusión pero, de todas formas, ahora tampoco tiene mucha. Son muchos los medios de comunicación como para que la gente se fije en algo tan pequeño. Nuestros entes públicos nacionales tienen cuatro canales de televisión y unos cuantos más de radio, además de mantener toda una orquesta, coro incluido. Las autonómicas tampoco se quedan atrás; solo en Andalucía, tres canales de televisión y tres de radio ¿No había que apretarse el cinturón por lo de la crisis? Ah no, que eso era solo para los de a pie.

Ahora, volved a leer el primer párrafo, tened en cuenta el cachondeo en el que se está convirtiendo la actualidad, nacional e internacional y contestadme ¿Seguro que soy yo quien frivoliza?

jueves, 26 de febrero de 2009

FOTOGRAFÍAS

Hoy he estado mirando fotos… ¡Maldita sea! He desempolvado algún que otro álbum, fotos de esas de cuarto oscuro y luz roja, de carretes que había que saber colocar. Fotos de esas de plástico, tiradas con cámaras a las que había que pegar el ojo para encuadrar. He mirado de reojo a mi actual cámara digital y, por un momento, he estado a punto de preguntarle, retórico ¿Qué sabrás tú?

Hoy he visto rejuvenecer caras de viejos amigos viejos, he vuelto a la adolescencia de actuales adultos, y me he visto abrazado a personas a quienes, ya no recuerdo porqué, dejé de hablar. Me veo, en estas fotos, entregado a unos sueños a los que no llamaba sueños, antes de que empezara a plantearme sin son alcanzables. En las fotos más antiguas me veo más viejo que ahora.

Hoy he recuperado la memoria de aquellos mosqueteros de la radio, de aquella radio premiada, y sin embargo denostada por exceso de descaro, que se parece a la que ahora hacen algunos ¿Nos adelantamos realmente a nuestro tiempo? No me haría estas preguntas si no fuera porque hoy he sacado estas fotos rancias, perdida la mitad de su color, con olor a cajón cerrado diez años, pero llenas de momentos mejores… o eso nos parecía.

Hoy he seguido caminando, ya puestos, a través de estas instantáneas. He vuelto al del éxodo juvenil a Londres, aquel verano de 1997. En el patio de Casagrande, punkis, heavys, rockers, folkis, hippies y blueseros; grunges, pijas y alguna que otra tribu más, de difícil catalogación, todos juntos, en amor y compañía. Ahora casi ninguno es lo que era en las fotos, ni lo que juraban que defenderían hasta la vejez. Supongo que es ley de vida, eso que llaman madurar.

Hoy he visto pelo largo donde ahora hay calva, parejas cambiadas, amores desaparecidos… o al menos creíamos sentir que era amor. He visto recios pectorales, morenos naturales y sonrisas sinceras, en foto, claro; la mayoría son ahora curvas cerveceras, sesiones de rayos uva y prótesis dentales. Y no contento con las fotos en papel, he rebuscado entre esas cajas que llenan la mesa de mi ordenador, buscando CDs.

Hoy he vuelto a pasear junto a la Catedral Marinera, de tu mano. He vuelto al Barroco, a las Cuevas del Dragón y al tren se Soller, al que no llegué a subir. He vuelto a bailar contigo en nuestro salón, cuando el brillo de tus ojos aún era por mí. Otra vez te he visto dormir en el sofá, indefensa ante esas furtivas fotos que tan poca gracia te hacen. Hoy he recordado lo que es llorar la pena con una sonrisa en la cara, que aunque pueda parecer más mueca que otra cosa, solo es el resultado de una de las sensaciones más extrañas que se pueden experimentar: hoy eres feliz y eso me alegra… ¡Maldita sea!

lunes, 23 de febrero de 2009

LA CARA DE LA CRUZ

Es que la cara fue tan de poema, que llegó a emocionar más que en sus actuaciones ¿Eso es buena o mala señal? Yo no sé si estar contento o protestar, por lo del Oscar a Penélope Cruz. Como español debería alegrarme, pero nunca he sido demasiado patriota, y siempre he preferido la justicia al amor por las banderas. Por no mencionar el hecho de que no sé hasta qué punto es española, alguien que no vive en España, no trabaja en España, y no celebra los premios recibidos en España con las mismas muestras de alegría que los que obtiene fuera.

Tuvimos que soportar, como soportamos, una ceremonia de entrega de los Goya, que más bien parecía un homenaje a Penélope Cruz y a Benicio del Toro, hasta niveles tan nauseabundos que llegué a sentir vergüenza. Anoche tuve que recordar aquellas escenas al ver la cara que se le quedó a nuestra querida compatriota, cuando oyó su nombre como ganadora del Oscar, como si fuera el primer premio de su vida. Ya sé que el Oscar está muy por encima del Goya, sobre todo por culpa del baboseo de la academia española, pero un poco de emoción al recoger el premio de su país, no habría estado mal.

El comportamiento y la emoción de anoche, evidenció una vez más que, para ciertos actores que salieron de aquí, cada vez más, el cine español, y sus premios, no son precisamente una prioridad para ellos. Teniendo esto en cuenta, aceptándolo, incluso respetándolo ¿debería alegrarme por el éxito de Pe en Los Ángeles? No me sale. Pero además, tampoco como simple cinéfilo me puedo alegrar, porque no creo que lo merezca ella, porque no creo que lo merezca la película, y sobre todo, porque cualquiera de las otras aspirantes es mejor actriz.

Viendo “Vicky, Victoria, Barcelona”, está clara la admiración de Woody Allen por el trabajo de Almodóvar, y las ganas que tenía de intentar emular al cineasta español. La tendencia a caricaturizar personajes estereotipados de forma exagerada, el conflicto entre caracteres viscerales y cerebrales, el especial atildado de los personajes femeninos, afirman la influencia del manchego en el de Brooklyn. Pero Woody no es Pedro, igual que tampoco imagino a Almodóvar dirigiendo alguna de las historias de Allen, y el resultado es flojo y ligeramente desaliñado.

Penélope, no está mal, pero es normal que no lo esté, pues se trata de un papel que no entraña ninguna dificultad para ella. No demuestra nada que no demostrara en sus películas españolas, además, no estar mal no debería ser calificación suficiente para un Oscar, y menos cuando tienes en el otro rincón a Amy Adams, por poner solo un ejemplo, y que está magistral en “La Duda”. Mucho más merecido, aunque tampoco totalmente, habría sido el Oscar al que optó en 2006 por “Volver”.

miércoles, 18 de febrero de 2009

ESTO HUELE A RANCIO

Imagínate el numerito: el dueño de la empresa en la que trabajas, te envía una cartita, pidiendo que le soples cosillas sobre lo que están tramando tus jefes directos ¿Extraño? Pues ahora imagina que esa empresa es pública ¿Insólito? Pues aún podemos hacerlo inaudito: supongamos que no es una empresa pública cualquiera, sino que se trata de un Ministerio, nada menos. Podríamos complicar aún más la trama, eligiendo a algún Ministerio en concreto, que administre uno de los tres poderes esenciales. Lo realmente grotesco es que no se traa de la trama de una película de ficción, no se lee en las páginas de una novela de intrigas palaciegas, sino en las de los diarios: “El Ministerio de Justicia ha remitido una circular a los secretarios judiciales en la que pide que se recaben datos concretos sobre la incidencia de la huelga de jueces”

Dicen los medios, que “los secretarios judiciales se muestran incómodos y comprometidos por tener que informar de lo que hagan los magistrados”. Supongo que alguno estará incluso pensando si les van a cambiar el epígrafe de su profesión por el de "Comisarios Políticos"… Ah no, espera, que eso ya desapareció hace tiempo. No creo que un gobierno progresista y con talante como el nuestro, resucite esos viejos fantasmas. El hecho de que el cometido que tenían aquellos espías del franquismo recuerde un poco a lo que ahora le piden a los secretarios judiciales, es mera casualidad… incluso diría que estoy forzándolo demasiado.

Tengo dejar de hilar tan fino con estas conspiranoias. Al fin y al cabo ¿Qué hay de malo en que un cargo electo quiera sonsacar a sus empleados lo que planea el poder judicial? Lo que pide el Ministerio de justicia entra en la legalidad actual: se requiere información sobre el número de vistas que se suspendan el día 18 y la causa de su suspensión, así como las actuaciones procesales señaladas para esa fecha y que se hayan suspendido con anterioridad. Además, el Ministerio solicita un recuento del total de órganos judiciales que suspendan vistas y otras actuaciones, y el número de los que no respeten el horario de audiencia pública del día 18. Los secretarios judiciales deberán remitir los datos a los secretarios coordinadores provinciales, que calcularán los datos globales de su provincia y los remitirán a los secretarios de Gobierno, para que éstos los trasladen al Ministerio, antes de las 15:00 horas del mismo día de la huelga.

Pero hay algo que no termino de entender ¿No tenía algo que ver, esta supuesta huelga de Jueces, con la falta de medios y el exceso de trabajo acumulado? Si todo esto empezó porque los juzgados se ven obligados a posponer casos ¿Lo arreglamos metiéndoles más trabajo y poniéndoles hora límite para entregarlo? Debe ser el nuevo estilo, insuflar más aire al globo que está a punto de explotar. Los bancos provocan una crisis, pues démosles más dinero; los juzgados no avanzan por la acumulación de trabajo, pues les encargamos más trabajo, y de paso les metemos un poco de presión. Seguro que funciona. Un poco de presión aquí, un par de tuercas apretadas allí, algún que otro subterfugio legal poco diplomático… siempre ha funcionado. Ah no, espera, que me estoy volviendo a equivocar de época ¡Esas cosas ya no pasan!

martes, 17 de febrero de 2009

ONCE DÍAS DE INFARTO V

Una de las mayores satisfacciones que he tenido, desde que empecé a publicar estos “Once días de infarto”, fue comprobar que algunos de los empleados del hospital que me inspiró, han estado leyéndome; solo espero que hayan leído lo suficiente como para ver que, ellos son lo único de lo que no me quejo. Esta es la última entrega de esta aventura que empezó la madrugada de un sábado, con un infarto, y termina con el comienzo de otras dolencias, no tan físicas, pero mucho más angustiosas. Después de esta entrega, "Crónicas Etílicas" volverá a la normalidad… aunque, por mi propia salud, ya no serán tan etílicas.

Parte 5ª y última
Tres horas de domingo y aún sin sueño. Mañana me va a dar igual si las galletas son de cartón, si el almuerzo es de lupa, si el fumador de enfrente tiene algo que ver con “La niebla” de Stephen King… Mañana no me importará que la ternera, la crema de calabacines y la tortilla, sepan exactamente igual; no me molestará releer esto y que no me guste haber comentado chorradas innecesarias, dejando fura otras chorradas más importantes… Mañana solo pensaré en volver a mi vida, sin los malos hábitos que ocupaban más de la mitad de ella. Las primeras noches aquí, las pasé leyendo, apesadumbrado por mi enfermedad. Las últimas, he decidido pasarlas escribiendo esto, alegrándome de haber conocido a un buen puñado de razones para volver, en otra ocasión, sin que tenga que mediar la enfermedad de nadie. No obstante, no solo de noches de hospital vive mi bolígrafo, y puede de mi vuelta a las calles me depare, incluso, momentos divertidos. Nunca se sabe lo que te puedes esperar cuando crees estar seguro de lo que te espera.

La palabra “infarto” puede impresionar a cualquiera y, aunque el mío no ha sido tan grabe como su nombre aparenta, mis queridos vecinos son muy propensos a disfrazarse de impresionados. Me cruzo con personas que nunca me saludan (seguramente porque nunca les saludo), y me preguntan por mi estado, casi sin parar de andar, como de pasada, ya sabéis, por cumplir… confirmando algunas de las cosas que dije en “De funerales y cumpleaños”. Veo caras largas, de un gris preocupación, enfundadas en trajes de alpaca, y veo chándales de mercadillo despreocupados, seguros de alcanzar la meta de un plato de comida… y eso me recuerda a cuando escribí “Crisis para quién”. Puri cambia de acera para no cruzarse con Antonio, lo cual no tendría importancia de no ser porque son hermanos; pasan todo el año igual, pero siempre se abrazan tras las doce uvas ¿Serán bien fundadas entonces mis opiniones en “Navidad, dulce Navidad”? Volví a ver a aquella chica, igual de estresada que antes de sus clases de relajación: sigue diciendo que “Lo oriental mola”, y sigo estando de acuerdo… con matices. También me cruzo con Chelo, siempre tan empeñado en nadar contra corriente, que ya tiene amigos que empiezan a nadar contra la corriente de Chelo… y sigo diciendo que es “Mejor salir del río”. Así, mi vuelta a casa empieza a parecer uno de esos episodios recopilatorios de seriales televisivos estadounidenses, formado por retales de lo que ya he escrito en alguna otra ocasión.

Recién superado el infarto, el corazón me ataca de nuevo, pero esta vez no es el colesterol, ni los triglicéridos; no es el tabaco, ni la grasa, ni alguna otra causa física… ojalá lo fuera, y así poder curarlo con pastillas y dieta. A veces ocurre que, el mismo amanecer que te rescata de las sombras, descubre otras noches que alumbrar, posiblemente porque, el desagradecimiento y desdén de algunos salvados, cansa hasta a la más generosa de las luces. Ahora que lo capto, aún haciendo lo correcto, deseando lo mejor para quien me deseó lo mejor, no puedo evitar la sensación de haber perdido un partido amañado. Todo esto os puede parecer muy cursi, pero es que lo es, además de un absurdo intento de aliviar este estúpido dolor que me hace preferir el del infarto… aunque solo sea por las enfermeras. Hay cosas que nunca cambian, y yo sigo sin ser capaz de hablar totalmente en serio, ni siquiera cuando hablo totalmente en serio. Nada como un poco de humor cuando no estás de humor y… en fin, si se me ocurren más frases de estas, ya las incluiré en futuras chorradas.

Estos párrafos, sobre las páginas cuadriculadas de mi cuaderno, no llegarán nunca a tener la importancia de esos legajos, manuscritos por un autor de renombre, que alguien encuentra en un baúl. La caligrafía es torpe, y aún peor la ortografía, pero la intención está en el fondo, y la forma solo es un envoltorio. Me movieron, la inconstancia que me incapacita para elegir un solo tema, mi desmesurada vocación de crítico iracundo, el hecho de sobrevivir a dos ataques, uno coronario y otro sentimental, y las personas a quienes he tenido el privilegio de ver trabajar, en Observación y en el ala par, de la tercera planta, del Hospital San Juan de Dios en Bormujos, a quienes dedico este batiburrillo de sensaciones, momentos y pareceres, con mi sincera gratitud y admiración a su enorme profesionalidad y su mal pagada entrega. Sería una pérdida de tiempo buscar conclusiones a todo esto, pero es que a mí me gusta perder el tiempo de vez en cuando: la vida solo sería una mierda si la pudiésemos comparar con otra, pero siempre es bueno que haya quien nos recuerde la posibilidad de que lo sea.

domingo, 15 de febrero de 2009

ONCE DÍAS DE INFARTO IV

Ya ha pasado ese día en que, algunos enamorados celebran estarlo, otros se lamentan de lo mismo, los menos nos alegramos de lo que nos ahorramos, y las tiendas disfrutan, como cada año y a pesar de la crisis, de todo este tinglado. En vista de que, personalmente, siempre he disfrutado más de Ballantine que de Valentín, y los únicos santos en los que creo son los pequeños empresarios autónomos, yo pasé tan excelsa fecha para la vanidad, de bar en bar con un par de amigas. Naturalmente, me he levantado aguantando los gritos de mi conciencia, que no deja de recordarme mis once días de infarto, así que, a modo de penitencia, he decidido empezar el domingo publicando la cuarta parte de mi experiencia hospitalaria.

Parte 4ª
Cuando vemos pasar una ambulancia, no imaginamos la experiencia de batidora por la que pasa el paciente que la ocupa. Paciente es una de esas palabras bien empleadas, en un mundo lleno de palabras inventadas por nosotros, para nombrar conceptos que no entendemos: vida, muerte, tiempo, crecimiento negativo… Yo antes, por ejemplo, no entendía muy bien eso de la moda, ni siquiera entendía porqué no entendía eso de la moda. Sigo sin entenderlo, pero me da igual porque, eso de la moda… debe ser algo insoportablemente aburrido si tienen que cambiarla cada tres meses. Tampoco entiendo muy bien lo del cateterismo, pero si sé que, si esta ambulancia me sigue agitando así, no van a necesitar un catéter para ver mi interior ¡Paciente! ¡Que gran palabra! Una de las mejor inventadas y de las pocas que solemos utilizar bien: nadie necesita más ser paciente, que un paciente… sin contar a quienes esperan que Reverte necesite menos de quinientas mil palabras para describir la indumentaria del protagonista. Vale… el plan era, colocar un par de diminutos muellecitos en una de mis arterias, que se ha estrechado provocando el infarto culpable de que os esté dando el coñazo. Ese era el plan, pero los planes no siempre salen bien como en “El equipo A”, y parece ser que mis conductos sanguíneos están demasiado endurecidos por algo llamado triglicéridos, por el colesterol, y por lo tres paquetes de tabaco que conformaban mi media diaria. Desde hace algún tiempo, mi cabeza y mis arterias son lo único que consigo mantener permanentemente duro.

Observación es la parte del hospital que mejor podría inspirar una novela de terror:
Por los pasillos, como callejeando entre la neblina de una aldea desconocida, en medio de algún páramo oscuro, observan… observan y observan… no hacen otra cosa que observar... ¡¡Y olvídate de que la observación te deje pegar ojo!! Todos deambulan, toda la noche. Enfermeras, enfermeros, auxiliares y médicos, hablan entre ellos, hablan con los pacientes, hablan contestando las incesantes llamadas telefónicas. Hablan, hablan y no dejan de hablar… y de observar, claro. Mueven camas, remueven papeles, pulsan las teclas de los ordenadores como si fueran sacos de boxeo; cables, botellas de oxígeno, más camas… Se mueven de un lado a otro, sin parar nunca, alrededor y entre los mostradores centrales, que forman un cuadrado dividido por su mitad. Esa gran sala llega a adquirir apariencia de extraña pista de “Autos de choque”, o “Coches locos”, como los he llamado toda la vida, que no sé a qué demonios viene ahora la pijadita. Las camas, separadas por cortinas, con los pacientes boca arriba, entre monitores, respiradores y tensiómetros, circunvalando los mostradores, parecen coches aparcados a los bordes de la pista. Aparcados y rodeados de timbres de teléfono, fluorescentes que nunca se apagan y charlas que no consigues descifrar… mientras te observan. Nunca una cama cansó tanto.

Miguel es uno de esos mecánicos, que intentan que tu estancia en Observación sea lo menos desagradable posible. Es un gran enfermero y un tipo estupendo, amable y empeñado en contagiar la simpatía que derrocha… pero Planta es Planta: libertad de movimientos en la cama, poder ir al baño en vez de usar una cuña, recibir la visita de tu familia cuando y cuanto quieran, apagar tus propias luces… y Rosa, la enfermera de esta noche, entrando en mi habitación a preguntarme estupefacta, qué demonios escribo todo el tiempo. La curiosidad es uno de los alimentos que hace crecer nuestra esencia; la sonrisa perpetua y la mirada de Rosa, al verme entre folios y cuadernos, es muestra de una esencia bien alimentada ¡¡Además… qué demonios!! Por muy buen tío que sea Miguel, el de observación, y muy políticamente correcto que yo intente parecer, seguro que está mejor, Rosa vestida que Miguel en bolas. Hace un par de horas que terminó el sábado, el domingo será, con suerte, mi penúltimo día aquí. El lunes me darán el alta, y será un gran descanso, sobre todo para mis padres, que se han hecho cargo de mi vida durante estos once días. No hay nada como la familia… sobre todo para hablar de ellos, intentando así, cuanto antes, hacer olvidar mi último comentario sobre Rosa. Al menos, hoy no soñaré con el Dr. Caligari.

viernes, 13 de febrero de 2009

ONCE DÍAS DE INFARTO III

Si alguno espera algo sobre las enfermeras, más allá de mis calenturientas fantasías, ya puede dejar de leer: esta historia está totalmente basada en un hecho real, y en la vida real yo no ligaría con una de estas enfermeras, ni emborrachándola. Para colmo, esta tercera entrega de mi odisea infártica (bonito palabro) llega a una de sus partes más estrambóticas, anímicamente hablando. No sé si desearos que la disfrutéis, porque podría resultar descorazonador para vosotros, descubrir las cosas con las que podéis llegar a disfrutar.

Parte 3ª
En un momento como este, diez minutos después de conseguir abrir del todo los ojos, podría decir algo así como… “recién amaneciendo y tras reparador sueño…” Podría quedar bien, pero sería mentira: a las ocho y media ya hace mucho que amaneció, y cuando te pasas el día en la cama… ¡a ver qué demonios tiene que reparar el sueño! Está nublado, no llueve aún, pero el gris plomizo de esas nubes, acompañado por las subidas de la temperatura, indican una clara probabilidad de precipitaciones. Todo eso me importaría, si yo fuera Mario Picazo, o pudiera salir a la calle, pero estando como estoy… por mí, como si el cielo decide estrenar hoy “El Diluvio Universal II. Noé Return”. Habrá quien esté pensando que hoy me levanté con mal pie, y otros opinarán que solo finjo esta pose de malhumorado, como iracundo recurso literario. Ambos tienen razón… o puede que ninguno ¿a mí qué me importa? A lo mejor hasta hay quien me diría eso de… “seguro que estás mejor después de desayunar, porque yo, hasta el café no soy persona”. Pues bien, ser humano que sin café no eres persona y con café crees parecerlo (¿será por topicazos?), ya he desayunado, una estupenda taza de leche desnatada, con un sobre de descafeinado cuya marca conocen en su barrio, y tres galletas María (eso pone el paquete), que si las muerdes en seco parecen de cartón, y si las mojas… si la mojas se convierten, definitivamente en cartón. Para pasar mejor las galletas, me he bebido litro y medio de agua del tirón (y aún quedan residuos en mi gaznate), y ahora trataré de alegrarme el día imaginando el almuerzo mientras observo al tipo de la ventana de enfrente, al otro lado del patio, asomándose a fumar, una y otra vez, un cigarrillo tras otro, poniéndome largos hasta los dientes protésicos.

Desde mi ventana puedo ver las del ala impar del hospital, al otro lado del gran patio central, en el que se alza, impetuosa, una de esas enormes cruces que recuerdan la humildad de quienes tanto la predican. Ya sé que mis renglones (sobre todo en versión manuscrita) pueden parecer torcidos, pero también dicen eso de un tal “Dios”. La mayoría de las persianas aparecen echadas, no hace hoy un día que apetezca ver desde la cama de un hospital; sin embargo, el fumador de enfrente sigue asomándose a fumar, invariablemente, cada cuarto de hora… como un cuco. El tipo, debe creer que así no le delata el humo, y tiene, justo frente a su careto, a más de cuarenta “James Stewarts”, que lo ven desde todas las “Ventanas indiscretas” del ala par; la de ocurrencias que se me pasan por la cabeza cada vez que le veo asomar medio cuerpo al vacío. Podría decir en mi defensa, que es su falta de escrúpulos lo que me molesta, pero en realidad es su falta de solidaridad y… ¡Pura envidia! ¡Aunque, bien mirado, la verdad es que resulta bastante vergonzoso ver el descaro de este tipejo que rompe, no solo las normativas, también las buenas costumbres, y cualquier principio ético y cívico que podamos imaginar! Voy a ver si robo un yogur y me calmo antes de seguir. Mañana me despertarán a las siete de la mañana y, desde eso momento, lo único que podré ingerir será un trago de agua, para empujar un buen cóctel de pastillas. Después me monitorizarán, y me mantendrán así hasta que llegue la ambulancia que tiene que trasladarme a otro centro, donde hay ciertos aparatos muy caros, manejados por profesionales aún más caros, que este hospital no se puede permitir ¿Cuánto costaría la enorme cruz del patio? Por lo que me han contado, van a meterme una cámara en una de mis infartadas arterias, echarán un vistazo, intentarán hacer unos arreglillos, y lo grabarán todo en un bonito DVD; no es tan raro… hay quien ve Gran Hermano ¿Recordáis cuando se suponía que era un experimento sociológico? Ahora sigue pareciendo un experimento, pero genético ¿De verdad esa pandilla son representativos de nuestra sociedad? Pues cada vez me alegra más, ser de poco salir, para no tener que plantearme si lo que veo es la vida real o “El gabinete del Dr. Caligari” ¡Ya me he vuelto a dispersar! ¡A saber lo que me dará por soñar hoy! ¡Si es que…!

miércoles, 11 de febrero de 2009

ONCE DÍAS DE INFARTO II

La primera parte de “Once días de infarto”, batió record de comentarios. Me congratula ver hasta qué niveles puede llegar a ascender el interés por la literatura coronaria, y por la salud del infartado en cuestión, por supuesto. Muchas gracias a todos por vuestra preocupación y ahí os va la segunda entrega.

Parte 2ª
¡Como me gusta la música que me gusta! Seguramente, Charlie Parker sacó parte del dolor, que después convertía en música genial, de sus largas y abstinentes estancias en aquellos hospitales sombríos, de asfixiante asepsia clorhídrica. De haber estado aquí, habría terminado componiendo cancioncillas ñoñas, llenas de amor rosa y melodías silbables. Tal vez las habría escrito como yo escribo esto: empezando en la agenda, regalo de aquella pizpireta enfermera de la flor en el pelo y la sonrisa de dibujo animado japonés, hasta poderlo hacer evolucionar en un cuaderno. Tampoco creo que Charlie ‘Bird’ Parker, en aquellos antros llenos de cofias grisáceas y sábanas amarillentas, contara con un compañero de habitación como el mío: uno santo a quien no parece molestarle, ni siquiera mi luz encendida, hasta bien avanzada la madrugada, mientras escribo chorradas de estas. No obstante, no voy a abusar de mi suerte y me iré ya a la cama; no es que tenga sueño pero, si no puedo dormir, me entretendré pensando en algo interesante ¿Qué pondrán mañana para comer? El cardiólogo que lleva mi caso ha impuesto una dieta hipocalórica, por aquello de que me ha dado un infarto y eso ¿Habrá dietas para rebajar la bilis provocada por una ex mujer?

De primero, sopa con fideo singular (solo encontré uno), y trozos flotando de… bueno, trozos flotando. De segundo, muslito de Calimero, con guarnición de habichuelas a la recesión (concretamente tres), y una pieza de pan integral, que es ese pan elavorado con harina de trigo entero, o sea, sin quitar la cáscara llamada salvado o afrecho… ¡que es lo que mi abuelo echaba a los cerdos para engordarlos! De postre, una naranja: definitivamente, ningún psicópata asesino mataría a nadie con este cuchillo, aunque lo jure Stephen King. Eso si, como parte de los privilegios de estar en Planta, un par de horitas después de la cena, una auxiliar me ofrece un rico zumo de piña. En mis auriculares, Duke Robillard se pone tierno versionando “I’m still in love with you”… ¡y así no hay quien entre en según que ambientación narrativa! A lo mejor, si cambio a Duke por Son House, podré echar mano de todas mis reservas de imaginación, convertir el zumo en Jack Daniels, a la auxiliar en una camarera sexy, y a las enfermeras en… bueno, hasta algunos recovecos de mi imaginación es mejor no llegar… al menos por escrito. Ojalá dejaran que me llevara una de estas camas a mi casa: las posibilidades anatómicas son casi infinitas.