martes, 17 de febrero de 2009

ONCE DÍAS DE INFARTO V

Una de las mayores satisfacciones que he tenido, desde que empecé a publicar estos “Once días de infarto”, fue comprobar que algunos de los empleados del hospital que me inspiró, han estado leyéndome; solo espero que hayan leído lo suficiente como para ver que, ellos son lo único de lo que no me quejo. Esta es la última entrega de esta aventura que empezó la madrugada de un sábado, con un infarto, y termina con el comienzo de otras dolencias, no tan físicas, pero mucho más angustiosas. Después de esta entrega, "Crónicas Etílicas" volverá a la normalidad… aunque, por mi propia salud, ya no serán tan etílicas.

Parte 5ª y última
Tres horas de domingo y aún sin sueño. Mañana me va a dar igual si las galletas son de cartón, si el almuerzo es de lupa, si el fumador de enfrente tiene algo que ver con “La niebla” de Stephen King… Mañana no me importará que la ternera, la crema de calabacines y la tortilla, sepan exactamente igual; no me molestará releer esto y que no me guste haber comentado chorradas innecesarias, dejando fura otras chorradas más importantes… Mañana solo pensaré en volver a mi vida, sin los malos hábitos que ocupaban más de la mitad de ella. Las primeras noches aquí, las pasé leyendo, apesadumbrado por mi enfermedad. Las últimas, he decidido pasarlas escribiendo esto, alegrándome de haber conocido a un buen puñado de razones para volver, en otra ocasión, sin que tenga que mediar la enfermedad de nadie. No obstante, no solo de noches de hospital vive mi bolígrafo, y puede de mi vuelta a las calles me depare, incluso, momentos divertidos. Nunca se sabe lo que te puedes esperar cuando crees estar seguro de lo que te espera.

La palabra “infarto” puede impresionar a cualquiera y, aunque el mío no ha sido tan grabe como su nombre aparenta, mis queridos vecinos son muy propensos a disfrazarse de impresionados. Me cruzo con personas que nunca me saludan (seguramente porque nunca les saludo), y me preguntan por mi estado, casi sin parar de andar, como de pasada, ya sabéis, por cumplir… confirmando algunas de las cosas que dije en “De funerales y cumpleaños”. Veo caras largas, de un gris preocupación, enfundadas en trajes de alpaca, y veo chándales de mercadillo despreocupados, seguros de alcanzar la meta de un plato de comida… y eso me recuerda a cuando escribí “Crisis para quién”. Puri cambia de acera para no cruzarse con Antonio, lo cual no tendría importancia de no ser porque son hermanos; pasan todo el año igual, pero siempre se abrazan tras las doce uvas ¿Serán bien fundadas entonces mis opiniones en “Navidad, dulce Navidad”? Volví a ver a aquella chica, igual de estresada que antes de sus clases de relajación: sigue diciendo que “Lo oriental mola”, y sigo estando de acuerdo… con matices. También me cruzo con Chelo, siempre tan empeñado en nadar contra corriente, que ya tiene amigos que empiezan a nadar contra la corriente de Chelo… y sigo diciendo que es “Mejor salir del río”. Así, mi vuelta a casa empieza a parecer uno de esos episodios recopilatorios de seriales televisivos estadounidenses, formado por retales de lo que ya he escrito en alguna otra ocasión.

Recién superado el infarto, el corazón me ataca de nuevo, pero esta vez no es el colesterol, ni los triglicéridos; no es el tabaco, ni la grasa, ni alguna otra causa física… ojalá lo fuera, y así poder curarlo con pastillas y dieta. A veces ocurre que, el mismo amanecer que te rescata de las sombras, descubre otras noches que alumbrar, posiblemente porque, el desagradecimiento y desdén de algunos salvados, cansa hasta a la más generosa de las luces. Ahora que lo capto, aún haciendo lo correcto, deseando lo mejor para quien me deseó lo mejor, no puedo evitar la sensación de haber perdido un partido amañado. Todo esto os puede parecer muy cursi, pero es que lo es, además de un absurdo intento de aliviar este estúpido dolor que me hace preferir el del infarto… aunque solo sea por las enfermeras. Hay cosas que nunca cambian, y yo sigo sin ser capaz de hablar totalmente en serio, ni siquiera cuando hablo totalmente en serio. Nada como un poco de humor cuando no estás de humor y… en fin, si se me ocurren más frases de estas, ya las incluiré en futuras chorradas.

Estos párrafos, sobre las páginas cuadriculadas de mi cuaderno, no llegarán nunca a tener la importancia de esos legajos, manuscritos por un autor de renombre, que alguien encuentra en un baúl. La caligrafía es torpe, y aún peor la ortografía, pero la intención está en el fondo, y la forma solo es un envoltorio. Me movieron, la inconstancia que me incapacita para elegir un solo tema, mi desmesurada vocación de crítico iracundo, el hecho de sobrevivir a dos ataques, uno coronario y otro sentimental, y las personas a quienes he tenido el privilegio de ver trabajar, en Observación y en el ala par, de la tercera planta, del Hospital San Juan de Dios en Bormujos, a quienes dedico este batiburrillo de sensaciones, momentos y pareceres, con mi sincera gratitud y admiración a su enorme profesionalidad y su mal pagada entrega. Sería una pérdida de tiempo buscar conclusiones a todo esto, pero es que a mí me gusta perder el tiempo de vez en cuando: la vida solo sería una mierda si la pudiésemos comparar con otra, pero siempre es bueno que haya quien nos recuerde la posibilidad de que lo sea.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Clap...
Clap...clap..
Clap...clap...clap...
Clap...clap...clap...clap...

Siguiendo la mania de las pelis americanas, de despues de un discurso, mientras sube la banda sonora,la gente en el público empieza a aplaudir de esta manera, como una progresión de palmas cada vez rápidas y con un intervalo menor entre ellas.

Por las personas que te trataron tan bien en el hospital, por los polis que me trataron de putamadre y llegaron super rápido despues de que una amiga y yo fuésemos atacadas por la espalda y robadas por dos tíos en moto en una zona iluminada y movimentada de Sevilla ese pasado finde...por gente que hace su trabajo como debe ser Y ESO ES LO SORPRENDENTE!

Un besote enorme, ojalá todos tus corazones se arreglen pronto. Para aquel otro dolor tambien hay dietas, no de comida, pero de pensamientos y sentimientos que no se deben de comer tampoco.

Anónimo dijo...

Desde mi mi camita y con unas décimas de fiebre
Leo tus dos ultimas entregas,estoy de acuerdo contigo en valorar al personal sanitario, conozco el tema.

No esa la hora mas adecuada para contestar, estoy casi dormida, pero quiero desde aqui animarte a cuidar tu corazon y a que sigas escribiendo.
En cuanto a llevar un control exhaustivo de tu vida... es muy aburrido ( que me lo digan a mi) pero quizá alarguemos unos dias mas ésta tediosa vida... te aseguro que a mi pesar no quiero perder lo que tengo, hay demasiado "malo" por ahí.

Cuidate y ojalá no hayas perdido esa SONRISA...como parece que leí entre líneas.

Un besote. Ro.

Anónimo dijo...

He pasado por aquí a leerte en varias ocasiones,aunque siempre he preferido no dejar constancia de mi paso por éste tu rincón. Hoydesùésde recibir varios avisos en mi correo de que habías vuelto a escribir y yo con poco sueño he decidido entrar a leerte... Después de leerlo del tirón, he decidido dejarte unas letras.
Siento muchísimo lo que te ha pasado, pero me alegro más todavía de que estés aquí para poder contarlo. Espero y deseo que te vayas recuperando, que te cuides sobre todo,no sólo por tí, por tus padres e hijos sobre todo. Un beso muy grande Lucky.

Nani - Alias "Submit"


P.D.: La vida no es una mierda, nosotros nos esforzamos en convertirla en una...hasta que lo conseguímos.

Anónimo dijo...

Aunque al amanecer se le haya presentando de improvisto otra noche a la que alumbrar, ten por seguro que seguiré colocando luces y estrellas en tu camino, un camino que por circunstancias del destino y a pesar de la pena de que no pudo ser, a pesar de intentarlo, ya no sea compartido, sino paralelo.

Contigo estará siempre una luz muy especial para un espíritu muy especial: TU, Lucky_ Bourbon.

Con cariño, DAWN

Ulyses dijo...

Última entrega de esta serie y final feliz, Lucky. Porque la vida tiene microfinales felices también en medio de tantas tristezas. Esta entrega es la que mas me ha gustado porque nos muestras más de ese corazón dañado. No me refiero al físico, que espero que esté mejor y que le cuides a partir de hora (perdona la paliza), sino el otro, el que produce los sentimientos dolorosos. De vez en cuando hay que abrir las ventanas para que se airee.

Por aquí estaremos, para lo que vd. desee escribir.

Muchos saludos.

InsolenZe dijo...

Después de todo, la vida sigue igual, pero la verdad que esta vez la forma de contarlo me ha dejado perpleja, solo puedo decir que casi he tocado con las manos la realidad por ti descrita...
La vida te ha dado un aviso, que tu has sabido aprovechar, otros no tendremos la suerte.
Veo que tienes un gran corazon "dañado", curtido en cortesias innecesarias, hipocresias vanas, pero que el resto lo siente dispuesto a dar, dispuesto a recibir, en definitiva compartir .............. sentimientos.

Anónimo dijo...

Lucky ,no he podido entrar antes a leerte
pero ya lei todo del tirón .

Sacar de todo lo q nos sucede la parte positiva es algo que no todos lo hacen , por eso me alegro que tu lo consiguieras ... por lo pronto con la dieta , seguro que vas a tener un cuerpo Danone , jejeje
Reir solo perjudica a quien no lo hace .
Me alegro que estes mejor y espero tu mejoria en todos los aspectos de tu vida.
Cuidate mucho , no es una simple palabra, te lo deseo de corazón.
Un abrazo . Pilar