Hay que llegar ya, hay que ser el primero, alcanzar la meta antes que nadie, como si aún fuéramos espermatozoides, a lo mejor es que lo somos aún. Hay que escuchar lo que nos llega del exterior, aún antes de nacer, sonidos que nos envían para que estemos bien, como parte de alguna moderna terapia que abrirá nuestros sentidos al aprendizaje.
Hay que nacer fácil, sin dolor, con todos los cuidados posibles. Hay que tener juguetes apropiados, que nos vayan formando, que nos ayuden a ir aprendiendo, a estar preparados para la vida. Hay que bajar la edad preescolar, cuanto antes empecemos, más ventaja llevaremos. Duerme cuando toque, come cuando sea la hora.
Hay presentar los mejores trabajos de plástica, desarrollar el intelecto a través de la creatividad, pero sin acostumbrarse a ella, porque después deberemos olvidar la creatividad y quedarnos solo con el intelecto. Hay que gustar a los demás, estar guapos y aseados, oler bien, ser agradables. Hay que ir preparándose para cuando tengamos edad de procrear.
Hay que darse prisa para todo, es parte de la inercia que nos han impuesto. Nacemos deprisa, empezamos pronto, aprendemos desde cigotos, y ahora ya es imparable: hay que experimentar, saber a que sabe, como huele, que pasa después. Hay que vivir de cerca todo lo que nos pase por delante, no existe el no, eso es para fracasados.
Hay que aparearse sin sentimientos, romper el corazón de los lentos y pasarles por encima. Hay que llegar a la cumbre antes que nadie, ser el mejor, ganar mucho dinero en poco tiempo. Hay que deshacerse de los de la generación anterior, si no produces a mi ritmo, no vales. Hay que tirar lo que no vale.
Volvamos a adelantar la jubilación, cuarenta años son muchos años, mandémosles a casa con un tercio del sueldo, quizás menos. Hagamos un mundo de primeros, los segundos no valen. Hay que deshacerse de los parásitos, y enseñar a nuestros hijos, desde el útero, a producir más que nadie, antes que nadie, con mayor rapidez.
Hay que dar un paso más, no hay tiempo para tener hijos, hay que progresar. Hay que hacer todo el trabajo en los primeros veinte años de vida, en los primeros quince, en los diez primeros. Hay que darse prisa, mucha prisa, llegar el primero, mirar abajo con desprecio y comprar cremas hidratantes para no correr el riesgo de vernos envejecer en el espejo. La vejez no vale.
Ahora hay que parar de golpe.
Ahora, con el inevitable efecto de la gravedad sobre nuestros cuerpos, con las nieves de Gardel en nuestras sienes, y el caminar lento de la experiencia de más de un tropiezo, hay que mirar atrás y hacer memoria. Ahora hay que preguntarse para qué las prisas en empezar algo que no hemos llegado a aprender a desarrollar. Ahora hay que preguntarse si nuestro afán de culpar a uno u otro sistema, no será en realidad nuestra conciencia, culpándonos a nosotros mismos y a nuestras prisas.
Ahora hay que mirar atrás y plantearse la posibilidad de que, todo cuanto nos ocurre, es fruto de no haber tenido tiempo para asimilar lo que vivimos. Ahora hay que pensar, que tal vez pisamos tanto el acelerador, que los paisajes han pasado demasiado deprisa, por nuestra ventanilla, y no hemos disfrutado de ellos, más que en viejas fotografías que nos hacen recapacitar y preguntarnos… ¿Par qué corríamos tanto?
Hay que nacer fácil, sin dolor, con todos los cuidados posibles. Hay que tener juguetes apropiados, que nos vayan formando, que nos ayuden a ir aprendiendo, a estar preparados para la vida. Hay que bajar la edad preescolar, cuanto antes empecemos, más ventaja llevaremos. Duerme cuando toque, come cuando sea la hora.
Hay presentar los mejores trabajos de plástica, desarrollar el intelecto a través de la creatividad, pero sin acostumbrarse a ella, porque después deberemos olvidar la creatividad y quedarnos solo con el intelecto. Hay que gustar a los demás, estar guapos y aseados, oler bien, ser agradables. Hay que ir preparándose para cuando tengamos edad de procrear.
Hay que darse prisa para todo, es parte de la inercia que nos han impuesto. Nacemos deprisa, empezamos pronto, aprendemos desde cigotos, y ahora ya es imparable: hay que experimentar, saber a que sabe, como huele, que pasa después. Hay que vivir de cerca todo lo que nos pase por delante, no existe el no, eso es para fracasados.
Hay que aparearse sin sentimientos, romper el corazón de los lentos y pasarles por encima. Hay que llegar a la cumbre antes que nadie, ser el mejor, ganar mucho dinero en poco tiempo. Hay que deshacerse de los de la generación anterior, si no produces a mi ritmo, no vales. Hay que tirar lo que no vale.
Volvamos a adelantar la jubilación, cuarenta años son muchos años, mandémosles a casa con un tercio del sueldo, quizás menos. Hagamos un mundo de primeros, los segundos no valen. Hay que deshacerse de los parásitos, y enseñar a nuestros hijos, desde el útero, a producir más que nadie, antes que nadie, con mayor rapidez.
Hay que dar un paso más, no hay tiempo para tener hijos, hay que progresar. Hay que hacer todo el trabajo en los primeros veinte años de vida, en los primeros quince, en los diez primeros. Hay que darse prisa, mucha prisa, llegar el primero, mirar abajo con desprecio y comprar cremas hidratantes para no correr el riesgo de vernos envejecer en el espejo. La vejez no vale.
Ahora hay que parar de golpe.
Ahora, con el inevitable efecto de la gravedad sobre nuestros cuerpos, con las nieves de Gardel en nuestras sienes, y el caminar lento de la experiencia de más de un tropiezo, hay que mirar atrás y hacer memoria. Ahora hay que preguntarse para qué las prisas en empezar algo que no hemos llegado a aprender a desarrollar. Ahora hay que preguntarse si nuestro afán de culpar a uno u otro sistema, no será en realidad nuestra conciencia, culpándonos a nosotros mismos y a nuestras prisas.
Ahora hay que mirar atrás y plantearse la posibilidad de que, todo cuanto nos ocurre, es fruto de no haber tenido tiempo para asimilar lo que vivimos. Ahora hay que pensar, que tal vez pisamos tanto el acelerador, que los paisajes han pasado demasiado deprisa, por nuestra ventanilla, y no hemos disfrutado de ellos, más que en viejas fotografías que nos hacen recapacitar y preguntarnos… ¿Par qué corríamos tanto?
© Lucky Tovar
11 comentarios:
Sensacional artículo Lucky y una imporesionante reflexión: tanto correr para luego parar en seco y apreciar que no sólo no hemos disfrutado sino cuántas cosas maravillosas hemos podido pasar de largo.
Recuerdo una anecdota de un amigo llegado de Cádiz a Madrid. Entró en el Metro en la estación de Chamartin para llegar a Retiro. Al principio se lo tomó como un paseo, pero al poco tiempo se dió cuenta de iba sudando y con la lengua fuera. Paró en seco, reparó de pronto en que se había dejado llevar por las prisas de la gente a su alrededor y se dijo a si mismo:
- ¡ Pero bueno! ¿ Y yo por qué corro?
¿A qué aún no me has hecho una visitilla?
Pos que sepas que te tengo entre mis preferidos...ala, que lo sepas
Querida Niña de los Murales: claro que he visitado tu multicoloreado blog, varias veces. Me impresiona tu capacidad para mezclar pop-art y folclorismo sin llegar a la irritabilidad visual. Me gusta.
PUES YO DEBO SER LA ESPECIE DE TORTUGA EN EXTINCIÓN, LOS PAISAJES LOS MIRÉ Y LOS SABOREÉ A GUSTO, POR LA VENTANILLA DEL COCHE CONTEMPLABA LA BELLEZA VERDE DE LOS CAMPOS Y ÁRBOLES, EL AZUL AMARRONADO DE LAS MONTAÑAS Y LAS HEBRAS BLANCAS DE LAS NUBES ALGODONADAS SOBRE EL CIELO AÑIL. NO CORRO, SOY UNA TORTUGA ATÍCA QUE ME DOY TODO EL TIEMPO DEL MUNDO EN LLEGAR A UN SITIO, PERO HACERLO BIENL CON EL HORIZONTE LEVANTADO Y LOS SONIDOS QUE ME ENVUELVEN, ASUMIÉNDOLOS... ¡SE VE QUÉ ME GUSTA LA VIDA Y CUANTOS ENIGMAS ENCIERRA!
Y AHORA, APROVENCHANDOME DE TU ESPACIO, SOLICITO A TRAVES DE ÉL, DJ`S FEMENINOS Y MASCULINOS PARA EMISORA QUÉ QUIERE SER DISTINTA A LAS DEMÁS DE INTERNET, SI ES QUÉ LA DEJAN, QUE YO PIENSO QUE CUANDO EL OBJETIVO ES CLARO Y CONCISO, LA META TAMBIÉN.
UN BESO DESDE LA AMISTAD LUCKY, MERCHE,
!Gracias Lucky!
¿Sabes quien soy?
jajajaja
Para hacerte seguidor lo tienes que hacer desde el panel de control...
Visita esta tarde el blog, te tengo una sorpresa
un premiecito
Besitossssss
Que bien poder pasarse en los paisajes. Envidia, sana pero envidia, la que siento hacia quienes se pueden permitirse el lujo de ir despacio; os deseo que podáis seguir haciendolo. Yo tengo la gran suerte de tener un empleo, en el que hay que producir el doble de lo que se cobra, o sea, como casi todo el mundo. Me encantaría poder mirar tranquilamente los paisajes, pero hay que currar. Lucky, enhorabuena por dibujar a la perfección lo que viene siendo la vida real (la de los de a pie) desde hace ya demasiado tiempo.
Perdón, que se me olvidó y luego me lo reprochan. El comentario anterior es mío y yo soy Maribel "Anonadada" Urdiz
Así es vivimos en una sociedad consumista y competitiva . Ser el mejor es lo que cuenta tener ,y tener , COSAS ...Hipotecamos nuestra vida , dejamos de disfrutar .... "NO TENEMOS TIEMPO".
Lucky ,genial tu artículo , como siempre .
Un abrazo.
Pilar
Puede pasarse a recoger el premio a la siguiente
dirección:
http://laninadelosmurales.blogspot.com/2009/03/la-nina-de-los-murales-le-han-dado-el.html
Concedido por sus reflexiones etílicas, verdaderas como puños
ya se sabe, sólo los niños y los reflexivos etílicos dicen la verdad
Un beso
toc toc? se puede? bueno... buena introspectiva. Y la comparto contigo, como experiencia personal, llegò el momento en que dije "Que hice?" no vieras la verguenza por un lado, y claro por el otro la enseñanza.
Ya no hay necesidad de ir tan ràpido puesto que el tiempo es el que se ha acelerado. Empieza el movimiento a la inversa, como aquellos engranes en un molino de viento, crujiendo y pareciendo que se desmoronan pero al final produciendo energìa. Una vez lista la energìa ya quedarà (como siempre) con que finalidad sea utilizada. Algo que me fuè develado a mis oìdos y me "calmò" por mi interno tormento, fuè que los aparatos reproductores no fueron creados nada màs para procrear y follar. La incognita està en el aire.
Y te digo algo? apenas se empieza a vivir a los 40.
Más de una vez me he puesto cardíaca al pensar en que una vez que hubiera puesto el pie en el acelerador, no podría parar... pero soy de las que pienso que siempre hay solución para todo: siempre me podré tirar en marcha sin previo aviso, jeje... "A grandes males, grandes remedios" ;-)
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